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Si dieras un paseo por ciertos desiertos, te podrías encontrar con unas piedras muy especiales: “piedras” vivas. Lógicamente, rocas y piedras son elementos inertes, así que un vistazo desde más cerca te descubriría que en realidad, se trata de plantas que han adoptado aspecto de piedra. ¿Quieres saber por qué?
PIEDRAS VIVAS: PLANTAS QUE PARECEN ROCAS
Bajo el nombre popular de piedras vivas o plantas piedra, encontramos distintos géneros de plantas suculentas. Como ya sabrás, las plantas suculentas o plantas crasas son todas aquellas que tienen una gran capacidad de almacenaje de agua. Algunas de sus estructuras, habitualmente las hojas o tallo, presentan un aspecto carnoso debido a esta especialización para almacenar agua. De esta manera, estas reservas les permiten sobrevivir en ambientes muy áridos o a períodos de escasez de agua. Un ejemplo muy conocido de suculentas con hojas carnosas es el Aloe vera, y en el caso de tallos suculentos, los cactus.

Bajo el nombre de plantas piedra encontramos distintas especies de distintas familias. Las más conocidas son las que pertenecen al género Lithops, originarias de África, ya que se cultivan como plantas ornamentales. Otras plantas que parecen piedras son la especie Dioscorea elephantipes (pie de elefante) y Fredolia aretioides, también africanas. En los Andes encontramos a Azorella compacta. Veamos con más detalle estas cuatro piedras vivas.

LITHOPS SP.
Dentro del género Lithops encontramos diversas especies, todas con aspecto de pequeñas piedras o guijarros.
Como hemos visto, para sobrevivir en ambientes áridos las plantas pueden acumular agua en su interior. Además, reducen la superficie de contacto de sus hojas con el aire, para minimizar la pérdida de agua por transpiración. El caso más extremo lo encontramos en los cactus, con hojas diminutas y muy duras: las púas.

En el caso de las Lithops (del griego: “lithos” -piedra- y “ops” -forma), solo tienen en el exterior un par de hojas suculentas de 2 a 5 centímetros, con aspecto de pequeñas piedras, ya que además tienen unas pequeñas manchas blancas en su superficie. Este aspecto de piedra también contribuye a que pasen desapercibidas por sus depredadores. Esta estrategia (confundirse con el entorno) se conoce como cripsis.

En realidad, estas manchas son zonas translúcidas, sin clorofila, para que la luz pueda penetrar hacia el resto de la planta, que es plana y permanece bajo tierra. Entre las dos hojas maduras, encontramos un tejido por donde se da el crecimiento del par de hojas nuevas. Una vez las dos hojas nuevas han emergido del centro de la planta, las dos viejas se marchitan y mueren.

REPRODUCCIÓN DE LAS LITHOPS
Las Lithops se reproducen de manera asexual (esquejes) y sexual (semillas). A pesar de ello, la reproducción por esquejes solo es posible si la planta se ha dividido de manera natural, por lo que si la cortamos y plantamos antes que se haya dividido, no se desarrollará como una nueva planta. Es por ello que principalmente la reproducción es mediante semillas, que produce una flor muy vistosa que emerge entre las dos hojas de la planta. Observa este time-lapse de 7 días de la floración de esta Lithops:
Su curioso aspecto, belleza en época de floración y fácil mantenimiento, han hecho de las Lithops una planta decorativa en casas y jardines. Si tienes una y quieres saber si le estás dando los cuidados adecuados, en esta página encontrarás consejos para su mantenimiento y reproducción.
Si todavía quieres saber más sobre Lithops y otros géneros de plantas piedra, te recomendamos este vídeo:
PIE DE ELEFANTE
Dioscorea elephantipes, conocida como pie de elefante, caparazón de tortuga o pan de Hottentot, es una planta trepadora de hoja caduca. Su tallo carnoso está parcialmente enterrado, lleno de fisuras y cubierto por una dura corteza. Esto le da un aspecto rocoso, similar a la piel de un elefante o al caparazón de una tortuga, como su nombre popular sugiere. Además, esta planta acumula en sus reservas grandes cantidades de almidón, por lo que también se la conoce como pan de Hottentot.

En invierno, aparecen brotes verdes con flores amarillas, que crecerán hasta morir en verano, época de máxima aridez (recordemos que es de hoja caduca). En este momento la planta entra en un estado de latencia o adormecimiento y no volverá a necesitar apenas agua hasta la aparición de los siguientes brotes.

A diferencia de las Lithops, el pie de elefante puede alcanzar un metro de altura y tres de circunferencia, aunque su crecimiento es muy lento. Pero igual que las Lithops, su forma tiende a la esfera. Esto es debido a que la esfera es la forma geométrica que encierra más volumen ofreciendo menor superficie al exterior. Con esto se consigue que la planta pueda crecer minimizando la superficie de contacto con el aire, reduciendo así la pérdida de agua por transpiración.
Si piensas en la cantidad de formas aproximadamente esféricas que encontramos en los seres vivos (huevos, semillas, frutos, animales, etc.), posiblemente se deba a esta razón: máximo volumen (de reservas nutritivas, de volumen corporal) utilizando una mínima superficie (menos transpiración, menos pérdida de calor, menos superficie que ofrecer a los depredadores…). Si quieres profundizar en el tema (y otras formas) se trata de una idea del desaparecido Jorge Wagensberg, que trata en su libro La rebelión de las formas e inspira una exposición permanente en el CosmoCaixa de Barcelona.
FREDOLIA ARETIOIDES

Fredolia aretioides, que vive en el norte del Sáhara, utiliza la misma estrategia que la planta pie de elefante: una forma prácticamente esférica para evitar al máximo la perdida de agua. A diferencia de la anterior no tiene una corteza dura, y a diferencia de Lithops, tiene más de dos hojas. La planta consta de multitud de tallos y hojas endurecidos y de crecimiento compacto. Estas hojas son de un color verde-grisáceo, lo que le da un aspecto más pétreo, pasando totalmente desapercibida entre las rocas del desierto.

AZORELLA COMPACTA
Azorella compacta, llareta o yareta, es la única planta piedra de las que tratamos aquí que no vive en en las zonas árida de África. Se distribuye por Sudamérica, concretamente en los Andes, de 3.200 metros a 4.800 metros por encima del nivel del mar. Está perfectamente adaptada a la gran insolación que recibe el suelo a esta altitud, que además, en la Puna andina es negro o gris debido a su origen volcánico. Esto significa que a ras de suelo la temperatura del aire es un grado o dos superior a la temperatura ambiente.

A la yareta, a pesar de ser de otra familia y crecer en un ambiente distinto que Fredolia, la evolución la ha dotado de la misma estrategia para evitar la pérdida de agua: forma redondeada, tallos compactos y hojas pequeñas y endurecidas. Igual que las anteriores especies que hemos visto, también se reproduce por semillas y sus flores son amarillo-verdosas.
CONCLUSIÓN
Para finalizar, podemos concluir que aunque de orígenes distintos, la evolución ha llevado a todas estas plantas a soluciones parecidas a la escasez de agua, a soportar elevadas insolaciones y a evitar perder temperatura durante la noche: dotándolas de formas prácticamente esféricas para reducir su relación entre la superficie y volumen. Además, esta adaptación se complementa con la reducción del número o tamaño de las hojas y la acumulación de agua y sustancias nutritivas en su interior.
Foto de portada: ellenm1 (Flickr)