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5 experiencias en un centro de recuperación de fauna salvaje

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Si eres un antiguo, presente o futuro estudiante de biología esto te interesa. Una de las experiencias laborales más gratificantes que he tenido fue trabajar en una estación biológica de recuperación de fauna salvaje. En realidad, estuve en calidad de prácticas de auxiliar técnica veterinaria, pero me permitió conocer el funcionamiento de un centro de estas características (dirigido por un biólogo) y tener contacto directo con fauna autóctona. Estas son sólo 5 experiencias y aprendizajes de aquella aventura.

¿QUÉ ES UN CENTRO DE RECUPERACIÓN DE FAUNA AUTÓCTONA O SALVAJE?

Son instalaciones donde se acogen animales salvajes heridos o enfermos y se les procuran cuidados veterinarios y alimento hasta que son capaces de valerse por sí mismos. Entonces, se les libera en su hábitat. Son de una gran importancia para la conservación de las especies, sobretodo las que se encuentran en peligro de extinción o vulnerables. El contacto con los animales debe ser el mínimo para evitar la humanización de los mismos y no modificar su comportamiento para que puedan sobrevivir una vez reintroducidos en la naturaleza.

En algunos centros, como en el que estuve, también se crían especies en peligro de extinción, como la tortuga mediterránea (Testudo hermanni) para intentar recuperar las poblaciones salvajes al introducir las crías en la naturaleza.

Águila en un volador del Centro de Recuperación de Fauna Silvestre ‘El Valle’, Murcia. Foto tomada de Murcia enclave ambiental
Rapaz en un volador del Centro de Recuperación de Fauna Silvestre ‘El Valle’, Murcia. Foto tomada de Murcia enclave ambiental

Desgraciadamente, algunos animales son irrecuperables, debido a sus heridas o comportamiento, así que en el centro había algunos ejemplares de rapaces, como el azor (Accipiter gentilis) para ser ejemplo en educación y sensibilización ambiental.

Si te encuentras un animal herido, NUNCA intentes quedártelo o intentar tratarlo ni alimentarlo: probablemente causes un mal mayor. Avisa siempre a uno de estos centros o a las autoridades locales. Aquí tienes una lista de los centros de recuperación de fauna salvaje de toda España. Ellos tienen las instalaciones y conocimientos adecuados para tratar estos animales.

1. LIMPIAR, LIMPIAR… Y MÁS LIMPIAR

La primera información que me dieron cuando ingresé en el centro fue: “el 80% del tiempo de este trabajo es limpiar las instalaciones de los animales. Pero el 20% restante es tan gratificante que vale la pena”.

El director tenía razón. Es un trabajo en el que te vas a manchar, y si eres un poco aprensivo, no es para a ti o deberás acostumbrarte (y créeme, a casi todo se acostumbra uno, limpiar no fue lo más duro a lo que me enfrenté). Pero ver como sale adelante un animal que has cuidado tu, no tiene precio.

2. LA MARAVILLA DE TRABAJAR EN PLENA NATURALEZA

El sueño de la muchos biólogos es trabajar en contacto directo con la naturaleza. Estos centros suelen estar en ella, lo que da la posibilidad de trabajar al aire libre, lejos del estrés y contaminación de la ciudad. A veces llueve, hace un sol de justicia o las bajas temperaturas te hielan las manos y te cortan la piel. Pero los momentos buenos son terriblemente reconfortantes. A muchos nos compensa soportar de vez en cuando condiciones meteorológicas adversas en lugar de estar encerrados en una oficina sin ventanas durante 8 o más horas.

En mi caso además, había un par de instalaciones adjuntas fuera del centro a las que había que ir diariamente dando un paseo por el bosque, con el atractivo y adrenalina añadida (sobretodo si te encontrabas con un jabalí) de ver animales  y vegetales en su hábitat.

Parque Natural del Montseny. Foto de Mireia Querol
Parque Natural del Montseny. Foto de Mireia Querol

El trabajo de campo se completaba con el de laboratorio y sala de curas: análisis de heces, sangre, músculo… para detectar la presencia de parásitos, tanto en animales acabados de llegar, futuros reintroducidos y muertos: las autopsias permiten tener un registro sobre posibles enfermedades y epidemias de la fauna local.

3. DAR VIDA… PERO TAMBIÉN QUITARLA

Además de mantener las condiciones higiénicas adecuadas, la principal ocupación que tuve fue alimentar a los animales.  En aquel momento había mamíferos como erizos, tejones o zorros a los que se alimentaba con pienso y suplementos como gusanos para los erizos.

Para las aves rapaces, unos de los inquilinos más frecuentes, la dieta se basaba sobretodo en pollitos y ratones. Los pollitos se compraban congelados, simplemente había que planificar la descongelación y dejarlos en sus instalaciones. En un caso tuve que alimentar a mano un autillo (Otus scops) con el ala rota, por lo que el contacto con el animal fue inevitable. Y no creáis, dar de comer a una rapaz nocturna con pinzas, por pequeña que sea, ¡es tarea complicada la primera vez!

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Autillo (Otus cops). Foto de Mario Cea

Los ratones en cambio, los manteníamos vivos. Por ética y riesgo de que dañaran al animal, había que matarlos con el menor sufrimiento posible antes de servirlos como alimento. Aprender la técnica y realizarla correctamente, crea un sentimiento de contradicción, por lo que lo mejor en enfocar la atención hacia el animal que intentas salvar, como un halcón peregrino (Falco peregrinus), una víbora (Vipera aspis), un cárabo (Strix aluco), cernícalos (Falco tinnunculus),  un azor (Accipiter gentilis)… Para los herbívoros, como las tortugas mediterráneas (Testudo hermanni), era mucho más fácil preparar su alimento. Y lo más bonito, dar biberón (bueno, jeringa) a una cría de ardilla (Sciurus vulgaris).

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Enfermera alimentando una cría de ardilla. Foto de Ezequiel Becerra

El momento más duro es en el que tienes que eutanasiar a un animal. Desgraciadamente, algunos llegan en tan mal estado, que no se puede hacer nada por salvarlos. En otros casos, si se trata de especies no prioritarias (como gaviotas, palomas, especies invasoras…) la falta de recursos y/o legislación dejan como única salida la eutanasia. Para ello se anestesia primero al animal para evitar un sufrimiento innecesario, y luego se eutanasia con una jeringa directamente en el corazón para que sea lo más rápido posible. Encontrar el corazón con el estetoscopio y tener que comprobar que ha dejado de latir es una de las experiencias más desgarradoras que tuve que vivir allí.

La muerte pues también está presente en estos centros. Causa frustración y tristeza ver morir un animal que intentas sacar adelante, o tener que eutanasiarlo para evitarle sufrimiento, pero es una de las dificultades a las que hay que enfrentarse.

4. NOSOTROS, EL PRINCIPAL MOTIVO DEL INGRESO DE ANIMALES HERIDOS

Los animales llegaban al centro a través de los forestales, con los que se tiene comunicación constante, asociaciones u otras instituciones o particulares. En alguna ocasión también nos desplazamos porque era imposible mover al animal: un jabalí (Sus scrofa) de grandes dimensiones atropellado por un tren. Los atropellamientos son una de las causas principales de muerte de animales salvajes. La situación no podía ser más dantesca: lluvia, el animal en la cuneta en un charco de barro y su propia sangre. Fueron momentos difíciles ya que tuvimos que aplicarle dosis de eutanasia más altas de lo normal porque se aferraba a la vida, además de tener que velar por nuestra propia seguridad. Por fin, el sufrimiento terminó para todos. Sucios y tristes, subimos al todoterreno de vuelta al centro.

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Zorro atropellado. Foto tomada de 20 minutos

El mascotismo (tenencia de animales salvajes como mascotas) provoca accidentes por negligencia o ignorancia de sus propietarios: fue el caso de un águila a la que cortaron las plumas primarias para que no pudiera volar cuando dejó de ser un pollito inofensivo. Tuvo que pasar por quirófano para hacerle un injerto y esperar que las plumas crecieran en la siguiente muda y aprender a volar.

Los propios animales domésticos también son causantes de heridas graves: no eran raros los casos de tortugas, iguanas… mordidas por perros.

Las trampas, envenenamiento y disparos directos de cazadores, incluso sobre especies protegidas como rapaces, es otra de las causas de tener animales allí. Las aves además, se enfrentan a peligros como tendidos eléctricos, torres de alta tensión, aerogeneradores, cercas de alambre… trampas mortales para muchos de ellos.

Radiografía de águila muerta debido a un disparo de perdigones. Foto tomada de Quo
Radiografía de águila muerta debido a un disparo de perdigones. Foto tomada de Quo

Eran pocos los casos en que las causas de ingreso al centro eran naturales o imposibles de determinar. De hecho, no recuerdo ninguno.

5. ESA SENSACIÓN AL VER UN ANIMAL RECUPERADO VOLAR HACIA LA LIBERTAD

El momento más maravilloso es aquel en el que el animal está preparado para su regreso a la naturaleza. La planificación del cómo y dónde se hará, el viaje hasta el lugar, la insepección in situ del terreno (y si hay suerte, con el avistamiento de otras especies) el momento en el que abres la jaula… y ves aquellos dos cernícalos que has estado alimentando durante meses, elevarse ansiosos hacia el cielo, tú con los prismáticos en mano para verlos alejarse hacia la inmensidad hasta convertirse en diminutos puntos negros… hasta desaparecer. Nunca antes vi materializada de manera más clara la metáfora de lo que es la libertad. Ese sentimiento, como el amor, no se puede explicar.

Quizá es que es amor, al fin y al cabo.

Foto de portada: Mireia Querol. Buitre leonado (Gyps fulvus) en vuelo sobre la Foz de Lumbier (Navarra, 2007).

*Las fotografías de este artículo no pertenecen a los animales del centro de recuperación, se han buscado a modo de ejemplo de las especies mencionadas en el artículo.

Rapaces nocturnas: la lechuza, sus leyendas y mitos

Las rapaces nocturnas han sufrido desde tiempos inmemoriales una injusta mala fama, que las ha llevado en algunos casos a ser perseguidas y odiadas. ¿Cuáles son estas supersticiones? ¿Cuál es su estado de conservación? ¿Qué puedes hacer tú por ellas? En este artículo descubrirás a las rapaces nocturnas y a la lechuza común (quizá la especie más arraigada en nuestro imaginario) y las leyendas asociadas a ella.

CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LAS RAPACES NOCTURNAS

Como su nombre indica, las mayoría de rapaces nocturnas (lechuzas, búhos, cárabos…) tienen hábitos nocturnos o crepusculares. Son carnívoras, con unos picos y garras (dos dedos hacia delante y dos hacia detrás) adaptados para desgarrar la carne de sus presas (pequeños mamíferos, aves, reptiles, grandes insectos…).

EL SENTIDO DEL OÍDO

Las rapaces nocturnas tienen generalmente una forma redondeada y una aparente gran cabeza, con las plumas de la cara formando el llamado disco facial. El disco facial hace las funciones de antena parabólica dirigiendo los sonidos hacia las orejas. La apertura de la oreja es de gran tamaño y con un pliegue de piel (halda preaural), que funciona como un pabellón auditivo y es móvil como en algunos mamíferos.

Oído de lechuza norteña (Aegolius acadicus). (Foto tomada de Jim McCormac).
Oreja de lechuza norteña (Aegolius acadicus). (Foto de Jim McCormac).

La posición de cada oreja es asimétrica en algunas especies (uno está más alto que el otro), de modo que algunas -como la lechuza-  pueden localizar presas en la más absoluta oscuridad: una oreja percibe el sonido antes que el otro, con lo que su cerebro puede calcular el lugar exacto donde está la presa (escucha direccional).

Boreal owl skull, cráneo de mochuelo boreal
Cráneo de mochuelo boreal (Aegolius funereus) donde se aprecian las aberturas auditivas asimétricas y los anillos escleróticos oculares. (Foto tomada de Jim Williams)

EL SENTIDO DE LA VISTA

La visión de las nocturnas está muy desarrollada. Los ojos, a diferencia de la mayoría de las aves, están en posición frontal, lo que les permite un cálculo perfecto de la profundidad y visión tridimensional. Por contra, son tubulares (no son esféricos como los nuestros) debido al gran tamaño de la córnea y lente, lo que les impide mover los ojos dentro de las cuencas. Además, poseen un anillo óseo protector alrededor de los ojos (anillos escleróticos) que también impiden el movimiento. Para solucionar este problema, son capaces de girar la cabeza hasta 270 grados. Se puede considerar que ven en blanco y negro (perciben mejor cambios de luz que colores), la pupila se dilata muchísimo en condiciones de poca luz (el iris queda oculto) y son las únicas aves en las que el párpado se cierra de arriba a abajo. También poseen un “párpado” transparente que humedece y protege el ojo, llamado membrana nictitante.

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Vision binocular de una rapaz nocturna. Los humanos tenemos un campo de visión de 180 grados (140 de los cuales son visión binocular). (Imagen de The Owl Pages)

EL PLUMAJE

Las rapaces nocturnas, a diferencia de las diurnas, tienen unas plumas de vuelo con una estructura especial, con flecos (barbicelas) en la superfície superior y controno. La fricción entre ellas y con el aire queda amortiguada, consiguiendo un espectacular vuelo silencioso imposible de detectar por las presas.

Pluma de lechuza común y autillo, donde se observan las barbicelas. (Foto tomada de Pedro Montoya).
Pluma de lechuza común (Tyto alba) y autillo (Otus scops), donde se observan las barbicelas. (Foto tomada de Pedro Montoya).

LA LECHUZA COMÚN

La lechuza común o lechuza de campanario (Tyto alba), es inconfundible: posee un disco facial de color blanquecino, muy bien delimitado y con forma de corazón. El dorso es de color gris con manchas doradas y finos puntos blancos y negros.

DISTRIBUCIÓN Y COMPORTAMIENTO

Vive en gran parte del mundo (exceptuando la Antártida, norte y este de Europa y casi toda Asia) en campos depejados, a menudo cultivados. No construye nido, sino que pone los huevos en huecos de árboles, agujeros en la roca o en edificaciones humanas (graneros, buhardillas, masías, castillos, iglesias…).

¿Por qué la lechuza tiene esta fama negativa que ha provocado su persecución en muchos lugares del mundo y de España? Las causas son dispares, alimentadas todas por el miedo humano:

  • Pueden nidificar en lugares abandonados o sagrados como iglesias (algunas con su respectivo cementerio).
  • Hábitos nocturnos
  • Son sendentarias, pueden quedarse en el mismo coto de caza durante años hasta que el alimento escasea.
  • Aspecto fantasmal debido a sus colores y vuelo suave y sigiloso.
  • Por sus vocalizaciones (tienen 17 diferentes) parecidas a gritos humanos y bufidos peculiares. Escucha unas lechuzas defendiéndose en el siguiente vídeo:

LA LECHUZA EN LA CULTURA POPULAR. CREENCIAS, SUPERSTICIONES, MITOS Y LEYENDAS

En la Península ibérica se creía que las lechuzas se bebían el aceite de las lámparas de las iglesias, dejando los santos a oscuras (cuando los verdaderos ladrones eran los sacristanes). Al posarse sobre las lámparas o rozarlas y derramar el aceite, se creía que odiaban la luz, como si fueran espíritus malignos. Así lo atestiguan refranes como “donde hay coruja aceitona hay sacristana ladrona” y su nombre en catalán, òliba, hace referencia a este mito (oli significa aceite). Fueron cazadas y colgadas muertas de las puertas de i glesias y graneros para ahuyentar al fuego y al rayo.

Las vocalizaciones de las lechuzas también se interpretan como anuncios de la muerte, y existe la creencia (sin fundamento alguno) que si se oye una durante varias noches seguidas (cosa nada difícil, dados sus hábitos sedentarios) una persona perderá pronto la vida.

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Lechuza común (Tyto Alba). (Foto de Kerkuil André).

En otras culturas también existen leyendas negativas sobre las rapaces nocturnas en general: en África que son enviadas por brujos para matar gente o demonios malignos que anuncian desastres, en las pampas argentinas que son hermanas del demonio, en Sicilia, muerte o enfermedad, en Chile, brujas que se metamorfoseaban para celebrar aquelarres… por todas estas razones han sido asesinadas y torturadas.

A pesar de ello, las nocturnas también gozan de leyendas agradables (como ser guardianas de las mujeres que mueren, en Australia), aunque el caso más conocido es la representación de Atenea, diosa griega de la sabiduría. Actualmente aún aparece como símbolo de numerosas instituciones o monedas como el euro griego.

Euro grecia, euro griego
Euro griego. (Fuente: RTVE)

ESTADO ACTUAL DE CONSERVACIÓN Y AMENAZAS

Actualmente la lechuza se encuentra en estado de retroceso y con un futuro incierto debido a las transformaciones introducidas por los humanos en el medio rural, como los cambios de cultivo o el uso de pesticidas y rodenticidas, que causan la muerte de sus presas (ratones) o indirectamente de las aves mismas. Las obras y remodelaciones de edificios donde solían nidificar también interfieren en su reproducción. Suele ser un ave habitualmente atropellada, sobretodo los jóvenes en dispersión. También sufren accidentes debido a las torres y cables de alta tensión. La subespecie canaria (Tyto alba gracilirostris) está desapareciendo por la fragmentación de hábitats y el bajo número de individuos de sus poblaciones.

Lechuza muerta
Lechuza común en un alambre de espinos. (Foto de PacoT).

Está catalogada como “En peligro” en el Libro Rojo de las aves de España y incluida en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas en la categoría “De interés especial”.

¿QUÉ PUEDES HACER TÚ POR LAS LECHUZAS?

Trata de informarte sobre estas magníficas aves y dálas a conocer en tu entorno cercano desterrando falsos mitos, sobretodo si vives cerca de sus zonas de nidificación y alimentación. Si posees cultivos, intenta minimizar el uso de plaguicidas: una pareja de lechuzas comunes cazan de media unos 2000 ratones al año, siendo por lo tanto beneficiosas incluso para los humanos.

Si encuentras una lechuza o cualquier ave herida, hay que recogerla con cuidado (usando una toalla o chaqueta) para evitar herirla o que nos dañe y dejarla en un lugar oscuro y tranquilo dentro de una caja agujereada para que pueda respirar. No hay que alimentarla. A continuación ponte en contacto con un centro de recuperación de fauna salvaje de tu región.

REFERENCIAS

 

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