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Algunos insectos y otros artrópodos que no deberías confundir

A través de las redes sociales se comparten con demasiada frecuencia noticias y artículos poco contrastados o sensacionalistas sobre insectos y otros artrópodos. Muchos de estos enlaces dan información poco ajustada y generan confusión entre los usuarios aficionados, llevando a malas identificaciones, a confundir unos organismos con otros y a generar rechazo o alarmismos innecesarios.

En este artículo, te presentamos un pequeño listado de insectos y otros artrópodos que suelen confundirse y te explicamos cómo diferenciarlos. ¡Que no te den gato por liebre!

Arañas VS “Cualquier cosa que se les parezca”

Probablemente las arañas (Orden Araneae) sean de los artrópodos que más inquietudes despiertan por dos motivos: pueden picar y hay muchos organismos que se les parecen. Así pues, es bastante comprensible que la gente tenga dudas de cualquier organismo que presente ocho patas largas y cara de pocos amigos.

Sin embargo, la mayoría de organismos similares a las arañas no son venenosos ni construyen telarañas:

Opiliones: a diferencia de otros arácnidos, los opiliones (Orden Opiliones) carecen de un estrechamiento o cintura que divida su cuerpo en dos partes (prosoma y opistosoma), por lo que a simple vista parecen “una bola con patas”. Además, sólo presentan un par de ojos centrales muy cercanos entre sí. Tampoco presentan glándulas venenosas ni hileras para la síntesis de seda, por lo que no pueden picar ni construir telarañas. Son habituales en lugares húmedos, cuevas y zonas cercanas a riachuelos, así como en cultivos. Suelen confundirse con arañas de la familia Pholcidae por la longitud de sus patas.

Araña de la especie Pholcus phalangioides (Pholcidae) (Imagen de Olaf Leillinger, CC 2.5)
Opilión (Imagen de Dalavich, CC 3.0)

Solífugos: también conocidos como arañas camello, los solífugos (Orden Solifugae) son unos arácnidos tropicales algo particulares, ya que presentan el cuerpo claramente segmentado y unos grandes quelíceros proyectados hacia delante. Sin embargo, y a pesar de la amenazadora apariencia de sus quelíceros, no son venenosos (aunque su mordedura puede ser dolorosa). Tampoco construyen telarañas. Habitan lugares áridos o desérticos; muchos son nocturnos, y los diurnos se mueven activamente en busca de sombras para huir del sol (de ahí su nombre).

Araña camello o solífugo (Imagen de Swen Langel, CC 2.0).

Amblipigios: los amblipigios (Orden Amblypygy) son típicamente tropicales. A pesar de su aparente agresividad, son inofensivos dado que carecen de glándulas venenosas. Sus pedipalpos son grandes, llenos de espinas y acaban en pinza, mientras que el primer par de patas es extremadamente largo, muy fino y articulado. No construyen telarañas y son nocturnos.

Amblipigio (Imagen de José Eugenio Gómez Rodríguez en Flickr, CC 2.0)

Cochinillas de la humedad VS Milpiés

Eres un niño y estás jugando en el campo o un parque y, de repente, bajo una piedra o un tronco húmedo encuentras un pequeño animal con muchas patas y que se hace una bola al tocarlo. Seguro que a más de uno le resulta familiar esta escena.

Bicho bola o cochinilla de la humedad. Las cochinillas pertenecen al suborden Oniscidea, formado por crustáceos terrestres (Orden Isopoda). Su exoesqueleto es rígido, segmentado y calcáreo, y habitan lugares húmedos.

Armadillidium vulgare, Oniscidea (Imagen de Franco Folini, CC 2.5)

Los oniscídeos de la familia Armadillidae, como las cochinillas de la humedad, se confunden fácilmente con los Oniscomorpha, un superorden de milpiés (Subfilo Myriapoda, Clase Diplopoda) de cuerpo corto y de apariencia externa muy similar a los oniscídeos fruto de una evolución convergente. Igual que las cochinillas, también adoptan forma de bola para protegerse.

Glomeris marginata, Oniscomorpha (imagen de Stemonitis, CC 2.5).

Para diferenciarlos, basta con contar las patas que se observan por segmento: si sólo presenta un par (una a cada lado), es una cochinilla; si presenta dos pares (dos a cada lado), es un milpiés.

Abejas y avispas VS Sírfidos

En este artículo tratamos en detalle las diferencias más relevantes entre abejas y avispas (Orden Hymenoptera). En esta ocasión, os presentamos a los sírfidos (Orden Diptera, Suborden Brachycera, Familia Syrphidae), unas moscas que guardan un parecido razonable con estos himenópteros.

La similitud de los sírfidos con abejas, avispas y abejorros constituye un claro ejemplo de mimetismo batesiano, del cual hablamos ampliamente en esta entrada sobre el mimetismo animal.  En este caso, además, su mimetismo va más allá de la coloración, pues algunos imitan el vuelo y el zumbido de estos himenópteros.

Sírfido (Imagen de dominio público, CC0).
Abeja melífera (Imagen de Andy Murray en Flickr, CC 2.0)

Para diferenciarlos, basta con fijarse en los ojos, las antenas y las alas: los sírfidos, como moscas que son, presentan unos ojos muy grandes que ocupan gran parte de la cabeza, unas antenas muy cortas de ocho o menos segmentos (a veces casi inapreciables) y un solo par de alas para volar (el segundo par está reducido formando unos órganos de equilibro diminutos, los halterios), mientras que abejas y avispas presentan unos ojos más reducidos que ocupan sólo los laterales de la cabeza, unas antenas más largas, con diez o más segmentos y dos pares de alas funcionales. Además, las hembras de sírfido no presentan el abdomen terminado en aguijón, así que son inofensivas.

Mariquitas VS Pyrrhocoris apterus

Si buscáis en Internet imágenes de mariquitas, seguro que alguna vez os habéis encontrado con fotografías de este insecto:

Imagen de dominio público (CC0)

Este pequeño insecto es Pyrrhocoris apterus, muy frecuente en el Paleártico (desde Europa hasta China), y citado también en USA, América Central y en la India. Es fácil de observar sobre las malvas (Malva sylvestris), de las cuales ingiere la savia y las semillas, y normalmente aparece en grandes grupos dado su comportamiento gregario (especialmente sus formas inmaduras).

Las mariquitas son escarabajos (Orden Coleoptera) de cuerpo globoso, su alimentación es esencialmente carnívora (pulgones) y pueden volar. Su primer par de alas está endurecido (élitros) formando una especie de caparazón que esconde el segundo par de alas membranoso.

Mariquita de la especie Coccinella septempunctata (Imagen de dominio público, CC0)

En cambio, Pyrrhocoris apterus es una chinche (Orden Heteroptera) de cuerpo deprimido, fitófaga y, al contrario que las mariquitas y otras chinches, no puede volar. Además, no presentan un caparazón endurecido.

Mantis VS Mantíspidos

En esta entrada hablamos ampliamente sobre las mantis (Orden Dyctioptera), las cuales son a primera vista muy similares a este insecto:

Mantispa styriaca (Imagen de Gilles San Martin en Flickr, CC 2.0)

Este insecto pertenece a la familia de los mantíspidos (Orden Neuroptera, Familia Mantispidae), la cual está muy bien representada en países tropicales y subtropicales, y con tan sólo algunas especies conocidas de Europa. Presentan unas patas anteriores raptoras que recuerdan a las de las mantis y con las que sujetan a sus presas, las cuales suelen ser insectos de cuerpo blando.

Los neurópteros, como los mantíspidos, las crisopas o las hormigas león, presentan dos pares de alas de tamaño similar con una venación muy compleja y ramificada. En los mantodeos, en cambio, las primeras son más pequeñas y endurecidas que las segundas, las cuales son grandes y membranosas; además, no presentan una venación tan compleja.

Mantis (Imagen de Shiva shankar, CC 2.0)

Los mantíspidos de los géneros Climaciella y Entanoneura tienen una coloración y un aspecto similar a una avispa, pero son totalmente inofensivos.

Climaciella brunnea (Imagen de Judy Gallagher en Flickr, CC 2.0)

Mosquitos VS Típulas

Seguro que alguna vez has visto una especie de mosquito gigante, de varios centímetros de longitud, y te has asustado pensando en su picadura. Pues bien, no hace falta que te asustes más.

Estos grandes “mosquitos” (Orden Diptera) se conocen como típulas (Familia Tipulidae) y son totalmente inofensivas (y algo torpes). Se distribuyen por todo el mundo y suelen habitar lugares húmedos, como prados y riachuelos. En su forma adulta, se alimentan de néctar o no se alimentan (¡no succionan sangre!), y se dedican exclusivamente a la búsqueda de pareja. Las hembras presentan el abdomen con una terminación que recuerda a un aguijón, hecho que les da un aspecto amenazador; sin embargo, tan sólo se trata del ovopositor con el que realizan la puesta.

Típula (Imagen de Irene Lobato Vila)

Libélulas VS Caballitos del diablo

Ambos grupos pertenecen al Orden Odonata y tienen un aspecto y unos hábitos bastante similares, siendo frecuentes en zonas con aguas estancas o poco móviles.

Unas 2/3 partes de los Odonata son libélulas (suborden Anisoptera), mientras que casi todo el resto son caballitos del diablo (suborden Zygoptera). Una forma rápida y eficaz de diferenciarlos es mediante la observación de sus alas en reposo: en las libélulas, éstas quedan extendidas en posición horizontal con el suelo (no las pliegan), mientras que, en los caballitos del diablo, éstas quedan plegadas en posición vertical.

Por otro lado, los ojos de las libélulas son grandes y se tocan en el vértice de la cabeza, de la cual ocupan una gran superficie, mientras que los de los caballitos del diablo son más pequeños y laterales.

Libélula (Imagen de dominio público, CC0)
Caballito del diablo (Imagen de Xosema, CC 4.0)

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Si conoces más insectos u otros artrópodos que generen confusión, ¡no dudes en comentárnoslo!

Referencias

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Mimetismo animal: Ahora me ves…

¿Qué ves en la imagen? ¿Serpientes u orugas? Todos los animales buscan mejorar su supervivencia, y una de las formas más eficaces (así como de las más llamativas) consiste en parecerse a elementos de su entorno, ya sea camuflándose o imitando diferentes rasgos de otros organismos. El mimetismo es un fenómeno complejo y sorprendente que se da en prácticamente todos los grupos de animales conocidos, y en los cuales actúa como un motor evolutivo. ¿Sabes qué clases de mimetismo existen y qué animales lo llevan a cabo? ¿Te animas a descubrirlo en este artículo?

Mimetismo vs camuflaje (o cripsis)

El término “mimetismo” (procedente del griego mimetikos = “imitación”) se usaba inicialmente para describir a las personas capaces de imitar. A partir de 1851 (época en la que afloraron muchas ciencias biológicas), su uso se extiende a otras formas de vida.

Es frecuente encontrarse el término mimetismo como sinónimo de “camuflaje o cripsis”. Aunque son conceptos que se solapan y que a veces se mezclan, en biología se diferencian muy bien:

  • Mimetismo: capacidad que un organismo tiene de imitar algún aspecto de otro organismo (con el que generalmente no guarda relación) y así obtener alguna ventaja.
  • Camuflaje (o cripsis, del griego kryptos, “lo oculto”): capacidad que un organismo tiene de pasar desapercibido en el medio a ojos de sus depredadores (o presas), copiando aspectos de elementos ambientales o desarrollarando una coloración disruptiva que le permita ocultarse.

Algunos autores consideran que el camuflaje sólo hace referencia a la semejanza morfológica de un organismo con elementos del medio, como el sustrato, las plantas o los animales sésiles (es decir, inmóviles) como esponjas o corales (como en la siguiente fotografía), mientras que el mimetismo iría más allá, pues en este caso el organismo imita a otro animal móvil morfológica, fisiológica y/o conductualmente buscando una respuesta en el receptor.

¿Eres capaz de ver al caballito de mar camuflado en esta imagen? (Foto de Stephen Childs, CC).

En resumen: el objetivo del organismo que se mimetiza es engañar a los sentidos de los otros animales con los que convive (vista, oído, olfato…), induciendo en ellos una determinada conducta y obteniendo un beneficio a cambio.

Clases de mimetismo

Existen muchas formas de clasificar los diferentes tipos de mimetismo, pero me centraré en la que los divide según su función básica: mimetismo defensivo y mimetismo no defensivo.

Mimetismo defensivo

El mimetismo defensivo lo desarrollan sobre todo organismos que sufren mucha depredación y cuya supervivencia depende fuertemente del hecho de no ser detectados.

MIMETISMO BATESIANO

Las especies venenosas o incomestibles suelen presentar rasgos muy llamativos que alertan de su peligrosidad (coloración, sonidos); este fenómeno recibe el nombre de aposematismo (cuando el organismo tiene colores muy llamativos que indican que es venenoso o incomestible, hablamos de coloración aposemática). En el mimetismo batesiano, el organismo mimético (que por lo general es inofensivo y comestible) copia los rasgos llamativos de un organismo venenoso o incomestible con el fin de pasar por una especie peligrosa y evitar que lo deprededen.

A la izquierda, serpiente de coral (venenosa); a la derecha, falsa coral o serpiente rey (no venenosa), la cual imita el patrón de coloración aposemática de la serpiente de coral (Fuente de la imagen oakdome.com).

 

MIMETISMO MÜLLERIANO

A veces, en un mismo hábitat conviven varias especies venenosas o incomestibles cuyas poblaciones están sometidas a mucha depredación. En algunos de estos casos, cuando una de estas especies desarrolla un rasgo que alerta de su peligrosidad a sus posibles depredadores, las demás la imitan y desarrollan ese mismo rasgo (a diferencia del mimetismo batesiano, TODAS son peligrosas).

Imaginemos que todas estas especies acaban adquiriendo una coloración llamativa: cuando el depredador ataque a una de las especies y salga malparado, asociará la coloración llamativa a la peligrosidad del animal y no atacará a otras especies con la misma coloración. De esta forma, la presión de depredación se reparte entre todas las especies, pues con que el depredador ataque a una sola de estas especies ya no atacará a las demás.

Distintas formas geográficas de Heliconius erato (fila de arriba) y formas geográficas de Heliconius melpomene (fila de abajo). H. melpomene es una especie neotropical ampliamente distribuida y bien conocida debido a los patrones de coloración que presenta en sus diferentes localizaciones. A lo largo de todo su rango de distribución, esta especie es mimetizada por otra especie menos abundante, H. erato. Ambas tienen un sabor desagradable para los depredadore (Fuente de la imagen: heliconius.org).

 

MIMETISMO MERTENSIANO O EMSLEYANO

Se trata de un mimetismo poco frecuente (algunos pocos casos en serpientes). En este caso, una especie peligrosa adopta una rasgo aposemático (p.e. la coloración) de otra especie menos peligrosa que ella. ¿En qué aspecto puede serle esto útil?:

Mimetismo_MertensianoEn este primer escenario, vemos que el depredador que se come al organismo peligroso muere (p.e. por ser venenoso), por lo que la información “este animal es venenoso y mortal, no te lo comas” no tendrá oportunidad de transmitirse al resto de la población y menos aún a las siguientes generaciones; así, continuarán siendo depredados. Por otro lado, el depredador que se come a la especie menos venenosa y vive tendrá la oportunidad de transmitir esa misma información al resto de la población, por lo que dejarán de depredarlo.

Ante esta situación, ¿qué hace el organismo más venenoso? Imitar la coloración del organismo menos venenoso con el fin de que los depredadores que se coman a estas especies poco venenosas y vivan aprendan que todos los organismos con esa misma coloración son peligrosos.

Mimetismo no defensivo

Dentro del mimetismo no defensivo, uno de los más importantes es el mimetismo agresivo o Peckhammiano.

MIMETISMO AGRESIVO O PECKHAMMIANO

A diferencia del mimetismo defensivo, en este caso es el organismo depredador (o parásito) el que adopta las características de una especie poco o nada dañina (o incluso beneficiosa en algunos casos para el receptor), evitando ser detectados por sus presas u hospedadores.

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Plagiotremus rhinorhynchos (derecha), especie mimética agresiva de Labroides dimidiatus o pez limpiador (izquierda). Plagiotremus rhinorhynchos (fam. Blenniidae) imita morfológicamente y conductualmente a los juveniles de Labroides dimidiatus (Perciforme). Muchos peces se adentran en los corales con el fin de ser limpiados de parásitos por estos peces; aprovechando esta situación, P. rhinorhynchos se acerca a dichos peces, modifica su morfología y comportamiento para hacerse pasar por peces limpiadores, y les propicia pequeños bocados para alimentarse (Imágenes: izquiera por Karelj, CC y derecha por JennyHuang, CC).

 

En algunos casos, el mimetismo agresivo puede ser confundido con el camuflaje o cripsis, pues, como ya hemos comentado al principio, a veces estos conceptos se solapan y sus diferencias no quedan claras: es el caso de algunas especies de peces abisales que presentan los radios de sus aletas dorsales en forma de “cebos”. Estos cebos  imitan a veces la forma de sus presas, de manera que éstas se sienten atraídas por ellos. Algunos autores proponen que la presa sería el organismo modelo mediante el cual el depredador habría modificado su aleta dorsal.

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Pez abisal en una escena de la película de Pixar “Buscando a Nemo” (©, 2003).

 

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Pez abisal…algo más real (con su cebo luminoso) (Fuente de la imagen: http://www.bogleech.com/nature/).

Caso curioso: el automimetismo

El automimetismo (también conocido como mimetismo intraespecífico) es un caso particular de mimetismo que tiene lugar cuando, dentro de una misma especie, un organismo desarrolla alguna parte de su cuerpo que imita a otra parte del mismo o bien cuando un organismo imita algún carácter de un conspecífico. El objetivo: obtener algún beneficio de otro organismo, disuadir a los depredadores o pasar inadvertido a ojos de las presas.

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El búho pigmeo (Glaucidium californicum) posee dos manchas de color oscuro detrás de su cabeza que imitan dos grandes ojos (Imagen de Michael Durham).

El mimetismo hace que los animales…¡Evolucionen!

Muchos fenómenos hacen que los animales cambien, pero el mimetismo es uno de los que hace que estas transformaciones tengan lugar de forma más rápida (¿Quieres aprender más sobre evolución? visita este artículo de Mireia).

Estos cambios pueden darse a mayor o menor velocidad. Así pues, ¿qué pasa con los animales que mimetizan a otros? Los organismos miméticos se encuentran en constante presión selectiva para parecerse cada vez más a sus modelos con el fin de pasar desapercibidos y mejorar su supervivencia, pero al mismo tiempo los organismos imitados, los receptores, también se encuentran bajo selección, pues éstos afinan su capacidad para discernir entre los modelos y los imitadores.

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Así pues, el mimetismo es un motor evolutivo increíble: una lucha constante entre los organismos miméticos por pasar desapercibidos y de los receptores por agudizar sus sentidos y habilidades para detectarlos.

REFERENCIAS

  • Bone Q., More R. Biology of fishes. 3a ed. Taylor & Francis.
  • Campbell, N.A., Reece J. B. 2007. Biología. Ed. Médica Panamericana.
  • Cheneya K.L., N. Justin M. 2009. Mimicry in coral reef fish: how accurate is this deception in terms of color and luminance?. Behavoural ecology, Oxford Journals. Vol 20. P. 459-468.
  • Harper D. Online Etymology Dictionary.
  • Kashyap H. V. 2001. Advanced Topics In Zoology. Ed. Orient Blackswan.
  • Sarmiento O.F., Vera F., Juncosa E. J. 2000. Diccionario de ecología: paisajes, conservación y desarrollo sustentable para Latinoamérica. Ed. Abya Yala.

Fuente de la imagen de portada: www.yedirenkhaber.com.

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