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El aye-aye: el primate más raro

Con un aspecto y alimentación peculiar, el aye-aye es quizá el primate más raro que existe. También raro por su distribución y ejemplares: es endémico de Madagascar y está en peligro de extinción. Descubre en este artículo por qué el aye-aye es especial.

EL AYE-AYE ES UN PROSIMIO

El aye-aye (Daubentonia madagascariensises la única especie de la Familia Daubentoniidae. Se creía extinto hasta su redescubrimeinto en 1957. Aunque cueste de creer, el aye-aye  es un primate como nosotros. Algunos autores lo consideran un tipo de lemur.

Ai-ai (Daubentonia madagascariensis). (Foto: Frans Lanting)
Aye-aye (Daubentonia madagascariensis). Foto: Frans Lanting

Su extraño nombre se cree que proviene de la expresión malgache “heh heh“, que significa “no lo sé”,  para evitar nombrarlo ya que se considera un animal que representa el mal según algunas tradiciones. “Hai hai” y “hay hay” también es un nombre común en la isla de Madagascar que podrían haber dado el nombre al animal.

Sus peculiares características se deben a que es un prosimio, el grupo más antiguo de primates. Los prosimios se caracterizan por:

  • Garras en lugar de uñas (tienen al menos una uña)
  • Hocico largo con nariz húmeda. Son los primates con mayor sentido del olfato
  • Mayor orientación lateral de los ojos que el resto de primates. Éstos son grandes y tienen buena visión nocturna
  • Pabellones auditivos móviles
  • Menor proporción cerebral de los primates

Si quieres saber más sobre la clasificación y características de los primates, puedes visitar el artículo ¿Quiénes son los homínidos?

ASPECTO Y COMPORTAMIENTO

El aye-aye tiene un pelaje tosco negro-marrón oscuro y desgreñado, cubierto por un manto de pelos blancos como protección.  Posee una cola frondosa igual de larga que su propio cuerpo. Miden hasta 40 cm y pesan de 2,5 a 3 kg, lo que los convierten en los primates nocturnos más grandes.

Como prosimio que es, sus ojos y pabellones auditivos son grandes y sus dedos esbeltos, con garras en todos ellos, cosa que les permite colgarse de las ramas. Es pues exclusivamente arborícola. Para escalar hace pequeños saltos verticales como las ardillas y evita pisar el suelo de la selva húmeda en la que vive, en el norte y este de Madagascar.

Vista frontal del aye-aye y sus garras. Foto de Dani Jeske/Animals Animals-Earth Scenes
Vista frontal del aye-aye y sus garras. Foto de Dani Jeske

Son de hábitos nocturnos y solitarios y pasan el día descansando hechos un ovillo entre la unión de las ramas o en una especie de nido hecho de ramas y hojas. Estos nidos tienen aspecto de esferas con un agujero de entrada, situados entre las ramas de grandes árboles y son ocupados por sucesivos aye-ayes, nunca son compartidos.

ALIMENTACIÓN

Los aye-aye se alimentan principalmente de semillas de Canarium spp, un árbol, cosa que determina su distribución. También come frutos, incluyendo la pulpa del coco, otras semillas y hongos.

Pero sin duda le atraen también las larvas de insectos y su manera de encontrarlas es casi exclusiva: da pequeños golpes en la corteza de los árboles con su delgado tercer dedo (hasta 8 veces/segundo), y luego escucha la presencia de larvas perforadoras de madera en los huecos interiores, de un modo parecido a la ecolocalización, cosa que lo convierte en el único primate que utiliza la ecolocalización.

Detalle de lmano del aye-aye, con el delgado tercer dedo y el largo cuarto dedo. Foto: Mark Carwardine
Detalle de la mano del aye-aye, con el delgado tercer dedo y el largo cuarto dedo. Foto: Mark Carwardine

Igual que hace el pájaro carpintero, que también se alimenta de larvas de dentro de los árboles, el aye-aye utiliza los dientes delanteros para perforar la corteza, que siempre están en crecimiento como los de los roedores y con el tercero o el cuarto dedo, que es el más largo y con una doble articulación, las extrae.  Mira cómo lo hace en este corto vídeo:

Este método de encontrar alimento se conoce como forrajeo por percusión. El otro único animal que se conoce que utilice esta estrategia es el falangero listado (Dactylopsila trivirgata), un marsupial australiano.

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Falangero listado. Foto: Peter Bray

REPRODUCCIÓN

A pesar de que son solitarios, hay evidencias que los aye-ayes también se alimentan en parejas y exhiben diferentes relaciones entre animales del mismo sexo (Sterling and Richard 1995). Los territorios de diferentes machos se pueden solapar entre sí, así con el de varias hembras. Estos territorios son marcados con olor.

Las hembras son fértiles a los 3-4 años y pueden parir cada 2-3 años (Petter and Peyrieras 1970). No hay una época de apareamiento determinada y después de la gestación nace una única cría.

Aye-aye de un día de vida siendo pesado dentro de un programa de cría en cautividad. Foto: David Haring
Aye-aye de un día de vida siendo pesado dentro de un programa de cría en cautividad. Foto: David Haring

AMENAZAS Y CONSERVACIÓN

El aye-aye está considerado por la Lista Roja de la UICN como en peligro. La tendencia de la población es el decrecimiento, y en los últimos 30 años ya ha desaparecido más de la mitad de la  misma. La principal causa es la desaparición y degradación de su hábitat, así como la explotación de la selva por medio de formas poco sostenibles de caza.  Estas causas no han disminuido y a largo plazo no son fácilmente reversibles, por lo que se calcula que en 10-20 años desaparecerá más del 50% de la población de ese momento. Si quieres saber más sobre las amenazas que sufre Madagascar visita Madagascar, un paraíso en peligro.

Distribución del Aye-aye en Madagascar, África. Fuente
Distribución del aye-aye en Madagascar, África. Fuente

Además de la destrucción del hábitat y su caza como alimento, también se mata en algunas áreas por considerarlo un augurio de mala suerte, una encarnación del mal o una plaga para los cultivos (de cocoteros, por ejemplo).

Aye-aye cazado y colgado para que los viajeros se lleven su espíritu maligno, según algunas tradiciones malgasias. Foto: Thomas Althaus
Aye-aye cazado y colgado para que los viajeros se lleven su espíritu maligno, según algunas tradiciones malgaches. Foto: Thomas Althaus

Algunas poblaciones se encuentran en áreas protegidas dentro de Parques Nacionales y reservas. Existen además programas de reproducción en cautividad para el estudio y posterior reintroducción de la especie en el hábitat, que empezaron en los años 60, ya que sus poblaciones son fragmentadas y con poca densidad de individuos. Aun así, no se ha conseguido que las segunda generación se reproduzca en cautividad.

Es difícil establecer el número de individuos, evasivos y de hábitos nocturnos. Su presencia se asume por las marcas que dejan en los árboles, aunque un solo individuo puede dejar varias marcas. Se sospecha que los aye-aye tienen la menor diversidad genética de todos los lemures. Son precisos más investigación y censos del aye-aye para entender más sobre su biología y dinámica poblacional.

REFERENCIAS

Mireia Querol Rovira