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Antepasados tuyos que no te enseñaron en la escuela

Seguro que te sonarán alguno de los nombres siguientes, ya que son los ancestros clásicos que aprendimos en la escuela: Lucy, Homo habilis, Homo erectus, el hombre de Neandertal… pero nuestra historia tiene muchos más protagonistas, y cada cierto tiempo se hacen nuevos descubrimientos que modifican el árbol de nuestro linaje. Descubre en este artículo los últimos hallazgos que no pudieron explicarte tus profesores.

HOMO NALEDI

Reconstrucción facial de Homo naledi por John Gurche. Foto de Mark Thiessen.
Reconstrucción facial de Homo naledi por John Gurche. Foto de Mark Thiessen.

Es casi obligado empezar con uno de los descubrimientos más recientes que está animando las discusiones dentro de la paleoantropología para ganarse un lugar clave en nuestro árbol genealógico. El descubrimiento de una nueva especie, Homo naledise publicó el 10 de septiembre de 2015 con Lee Berger a la cabeza. Se descubrió en un sistema de cuevas de Sudáfrica llamado Rising Star, en la cámara Dinaledi (naledi significa estrella en la lengua local, el sesotho). Es especialmente interesante por varios motivos:

  • En el yacimiento de momento se han encontrado más de 1.700 fósiles humanos acumulados, convirtiéndolo en el mayor de Sudáfrica, por detrás de la famosa Sima de los Huesos (Atapuerca, España), el más grande que existe, con más de 6.000 fósiles.
  • La cueva es de muy difícil acceso, con pasillos de 19 cm de ancho, por lo que fue un equipo seleccionado de 6 paleoantropólogas delgadas el que llegó hasta ellos.
Esquema del sistema de cuevas de la cámara Dinaledi. Imagen de Jason Treat, NGM Staff, NGM maps, fuente: Lee Berger, Wits. Tomada de National Geographic.
Esquema del sistema de cuevas de la cámara Dinaledi. Imagen de Jason Treat, NGM Staff, NGM maps, Fuente: Lee Berger, Wits. Adaptada de National Geographic.
  • Los huesos pertenecieron a 15 individuos de todas las edades, machos y hembras, con lo que se puede obtener extensa información sobre esta nueva especie. Algunos incluso estaban a simple vista en el suelo de la cueva y sin mineralizar.
  • Las características físicas de H. naledi son una mezcla de rasgos de Homo (altura, pies) y Australophitecus (hombros, pecho, pelvis), el género a partir del cual la mayoría de científicos cree que aparece Homo hace 2,8-2,5 millones de años. Esto puede sugerir que H. naledi podría ser el primer Homo, el eslabón perdido entre los australopitecos y nosotros.

    Una parte de la impresionante cantidad de huesos de Homo naledi descubiertos. Foto de John Hawks
    Una parte de la impresionante cantidad de huesos de Homo naledi descubiertos. Foto de John Hawks
  • Lo más intrigante de este descubrimiento, es que se cree que los huesos fueron puestos deliberadamente allí. Por la geografía del lugar, el acceso a la cueva era el mismo que el actual, no pudieron caerse a la fosa, los huesos no pudo traerlos un torrente de agua ni ningún animal, no presentan marcas de violencia… ¿Podría tratarse de un ritual funerario? Hasta ahora, los primeros ritos se atribuyen a H. neanderthalensis, de características físicas más modernas y gran capacidad craneana comparada con H. naledi (1.475 cm3 versus 560 cm3  como máximo).

El resto de Homo más antiguo conocido, con 2,8 millones de años, corresponde a una mandíbula encontrada en Afar en marzo de 2015 que no se ha asociado a ninguna especie. ¿Fue H. naledi el primero Homo? ¿Es realmente una especie muy antigua? ¿Es posible que tuviera autoconsciencia tan pronto y se preocupara por sus muertos? Desgraciadamente, los investigadores aún no han podido datar los restos, por lo que aún quedan muchas preguntas sin responder y habrá que esperar a futuras interpretaciones sobre uno de los hallazgos más importantes de los últimos tiempos.

LOS DENISOVANOS

En la cueva de Denisova (Siberia) se encontró en 2008 un fósil nada espectacular: un trozo de un hueso de dedo que se dató en 30.000 años de antigüedad y atribuyó a un individuo de unos 8 años. Pero cuando se extrajo el ADN, se concluyó que no pertenecía ni a H. sapiens ni a H. neanderthalensis, sino a una especie nueva. Más tarde se encontrarían dos muelas de un individuo distinto de la misma población que el del dedo, que resultó ser una niña. En la misma cueva además, se encontraron restos neandertales y de sapiens.

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Los molares denisovanos. Foto del Instituto Max Planck.

¿Es posible que los denisovanos se hibridaran con sapiens? Estudios de ADN en las poblaciones actuales, indican que un 5% del ADN de los aborígenes australianos, papúes y otros pueblos de Melanesia es denisovano. Por otro lado sabemos que el 20% acumulado de las poblaciones europeas es Neandertal.

¿DÓNDE LOS SITUAMOS EN NUESTRO LINAJE?

Se baraja que neandertales y denisovanos tuvieron un ancestro común (H. heidelbergensis), que emigró hacia el oeste de Europa  y Asia central dando lugar a H. neanderthalensis, que posteriormente se hibridó con nosotros, y hacia el sureste asiático donde daría lugar al hominino de Denisova que también se emparejó con H. sapiens, lo que explicaría la presencia de ADN en las poblaciones actuales de Australasia.

¿CÓMO ERAN?

La inexistencia de más fósiles o restos de objetos y herramientas nos impiden saber qué aspecto tenían y cuáles eran sus habilidades. Tampoco se ha hallado explicación a la falta de ADN denisovano en las poblaciones rusas o chinas, tan cercanas geográficamente a la cueva de Denisova. Los denisovanos siguen siendo un gran misterio para la ciencia.

LA MUJER DE FLORES

Homo floresiensis. Reconstrucción de John Gurche
Homo floresiensis. Reconstrucción de John Gurche. Foto de Chip Clark

Homo floresiensis, como su nombre indica, habitó en la isla de Flores (Indonesia) hace sólo entre 95.000 y 12.000 años. Se descubrió hace 12 años. Es el único yacimiento donde se ha encontrado esta especie.

Como en los fósiles anteriores, la mezcla de características llamó la atención de la comunidad científica, sobretodo por su pequeña capacidad craneana y su baja estatura, lo que le valió el apodo de hobbit. Primero se pensó que se trataba de un individuo con alguna patología, o un pigmeo de una especie conocida, ya que su morfología era muy extraña tratándose de fósiles tan modernos. Pero actualmente se dispone de restos de al menos 12 individuos con las misma características, lo que inclina la balanza hacia su rango de especie.

¿CÓMO ERAN?

  • Pequeña estatura: el esqueleto más completo pertenece a una hembra de sólo un metro de altura y 25 kg de peso.
  • Cráneo pequeño: su capacidad craneana (380-420 cm3) era parecida a la de los australopitecos o a un chimpancé actual, pero el cerebro tenía una anatomía más parecida a Homo. Los dientes eran grandes en relación al cráneo.
Reproducción de cráneo de Homo floresiensis. American Museum of National History. Foto de Mireia Querol
Reproducción del cráneo LB1 de Homo floresiensis. American Museum of National History. Foto de Mireia Querol
  • Pies largos y piernas cortas: los pies eran muy largos en relación a las piernas, que eran cortas y robustas. Esto y más características sugieren que la locomoción era distinta a la nuestra y eran malos corredores.
  • Brazos largos: además de una proporción de brazos más cercana a los australopitecos y H. habilis que a sapiens, eran robustos y tenían una musculatura poderosa.
  • Indústria lítica y fuego: además de encontrarse herramientas de homininos anteriores, se han asociado herramientas a H. floresiensis con una tecnología parecida a la Olduvayana africana, la primera que se inventó. También dominaba el fuego.

¿POR QUÉ ERAN TAN PEQUEÑOS?

La controversia continúa: ¿era un descendiente directo de Australophitecus (¿cómo habría viajado tan lejos, desde África?), o un miembro reciente de nuestro árbol genealógico que se quedó pequeño por falta de recursos?

El enanismo insular es un proceso evolutivo consecuencia de un aislamiento a largo plazo en una zona pequeña con recursos limitados y ausencia de depredadores. En Flores también se encontraron elefantes pigmeos (Stegodon) que H. floresiensis cazaba con esta adaptación. El proceso contrario sería el gigantismo insular, en el que animales que suelen ser pequeños en el continente son gigantes en las islas, como por ejemplo, las tortugas de las Galápagos o ratas y lagartos extintos de Flores.

Un lagarto gigante se enfrenta al hombre de Flores. Imagen de National Geographic
Un lagarto gigante se enfrenta al hombre de Flores que ha cazado una rata. Imagen de National Geographic

H. floresiensis podría ser resultado de este enanismo, y algunos científicos creen que podría tratarse en realidad de Homo erectus  reducidos. La opinión mayoritaria en la actualidad es que ya eran pequeños al llegar a Flores (como el australopiteco del que provenía), y que los rasgos modernos se deben a una evolución convergente con H. sapiens. Desgraciadamente no se ha podido extraer ADN en buen estado para posicionarlo en el árbol filogenético de manera segura.

¿Cómo llegaron a Flores? ¿Tenían lenguaje, hacían arte o tenían expresiones culturales? ¿Entraron en contacto con nuestra especie? ¿Se extinguieron debido a una erupción volcánica? ¿Quién hizo las herramientas anteriores a H. floresiensis? El debate y las incógnitas siguen abiertas.

REFERENCIAS

Mireia Querol Rovira