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Dinosaurios del Polo Norte: La vida en Prince Creek

Cuando pensamos en un dinosaurio, probablemente nos lo imaginamos caminando a través de una densa selva tropical o paseando por un pantano húmedo y caluroso. Pero de hecho, algunas especies de dinosaurios vivían en latitudes muy elevadas, como los encontrados en la formación de Prince Creek. Esta formación geológica situada en el norte de Alaska, es una de las fuentes más importantes de dinosaurios árticos, ya que se han encontrado una gran diversidad de fósiles. En esta entrada, os describiremos algunos de estos dinosaurios que vivían cerca del Polo Norte, y os explicaremos algunas de las dificultades que debían superar para sobrevivir en el extremo más al norte del planeta.

ALASKA HACE 75 MILLONES DE AÑOS

La formación de Prince Creek se localiza en el norte del estado de Alaska y data de hace unos 80-60 millones de años a finales del Cretácico, el último periodo del Mesozoico. En esa época, América del Norte se encontraba dividida por el llamado Mar Interior Occidental; el continente oriental o Appalachia, y el continente occidental o Laramidia, en el norte del cual se depositó la formación de Prince Creek.

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Mapa de América del Norte a finales del Cretáceo, con la formación de Prince Creek señalada en rojo, del artículo New Horned Dinosaurs from Utah Provide Evidence for Intracontinental Dinosaur Endemism.

A finales del Cretácico, la formación de Prince Creek se encontraba un poco más al norte que en la actualidad. Aun así, la Tierra pasaba en esos momentos por una fase de efecto invernadero, por lo que el clima era un poco más cálido que el actual. Se cree que la temperatura media anual en Prince Creek era de unos 5°C, con máximas en verano de unos 18-20°C. Aun así, entre el verano y el invierno la diferencia de temperaturas debía ser bastante marcada (actualmente en la misma latitud, es de unos 56°C).

Aunque las temperaturas no eran tan bajas como las que encontramos en Alaska hoy en día, los dinosaurios de Prince Creek tenían que soportar largos meses de oscuridad en invierno. Aun así, las temperaturas ligeramente más altas y la proximidad del mar, hacían que la diversidad vegetal fuese mayor. Observando la flora fosilizada, sabemos que el paisaje era el de un bosque polar, con masas forestales dominadas por angiospermas y gran cantidad de especies de helechos, musgos y hongos, con zonas de llanuras herbáceas inundadas parte del año.

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Dibujo de Julio Lacerda sobre el paisaje y la fauna de Prince Creek.

Por lo que respecta a la fauna, los paleontólogos se sorprendieron por la gran diversidad de grandes animales que encontraron. El hecho de que se encuentren dinosaurios a latitudes tan elevadas, nos hace pensar que éstos eran animales endotermos que generaban su propio calor corporal. Además en Prince Creek, no se encuentran fósiles de otros reptiles ectotermos como tortugas, cocodrilos o serpientes, los cuáles abundan en otros yacimientos de los Estados Unidos del mismo periodo. Actualmente se cree que los dinosaurios no eran ni endotermos ni ectotermos, sino mesotermos, los cuáles generaban calor corporal metabólicamente, pero eran incapaces de mantener su temperatura corporal constante.

HERBÍVOROS RESISTENTES

La vegetación relativamente abundante, permitía la presencia de una gran diversidad de dinosaurios herbívoros a altas latitudes. Mientras los herbívoros más pequeños no tenían problemas debido a sus bajos requerimientos energéticos, los herbívoros más grandes seguramente presentaban más dificultades para conseguir alimento, en especial durante los duros meses de invierno. El fósil de dinosaurio que se ha encontrado más al norte es Ugrunaaluk (literalmente “herbívoro antiguo” en inupiaq, la lengua inuit del norte de Alaska) un hadrosáurido o “dinosaurio con pico de pato”. Este ornitópodo medía hasta 10 metros de largo y pesaba alrededor de las 3 toneladas, convirtiéndolo en uno de los animales más grandes de Prince Creek.

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Reconstrucción de James Havens de un rebaño de Ugrunaaluk kuukpikensis, desplazándose bajo la aurora boreal.

Ugrunaaluk eran animales herbívoros que vivían en grupos. Aunque muchos autores creen que estos animales realizaban grandes migraciones como las aves y los mamíferos actuales para evitar los meses de invierno con escasa vegetación, algunos otros argumentan que las crías de Ugrunaaluk (con un metabolismo menos activo que los endotermos actuales) no habrían sido capaces de soportar estos largos viajes. Ugrunaaluk probablemente se desplazase a zonas donde la vegetación soportara mejor el rigor del invierno ártico, aunque se cree que estos herbívoros sobrevivían en la oscuridad invernal alimentándose de corteza, helechos y probablemente de vegetación acuática durante los meses más fríos.

El otro gran herbívoro de Prince Creek fue Pachyrhinosaurus (literalmente “lagarto de nariz gruesa”) un ceratópsido muy extendido por los actuales Estados Unidos, con una gran protuberancia encima de la nariz que habría utilizado como arma en combates intraespecíficos, y un par de cuernos que salían lateralmente de la cresta. Pachyrhinosaurus era el animal más grande de Prince Creek, midiendo hasta 8 metros de longitud y llegando a las 4 toneladas de peso. Es posible que utilizase su protuberancia nasal para desenterrar el alimento que quedaba enterrado bajo la nieve, de forma similar a los bisontes actuales.

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Reconstrucción de James Havens de una pareja de Pachyrhinosaurus perotorum.

Todos los animales de Prince Creek vivían vidas difíciles. Casi todos los fósiles encontrados tanto de Ugrunaaluk como de Pachyrhinosaurus, indica que estas especies maduraban rápido y morían jóvenes. Observando el crecimiento de los diferentes huesos encontrados, se cree que estos dinosaurios raramente llegaban a los 20 años de vida, probablemente debido a las duras condiciones de su hábitat pero también a la presencia de depredadores.

DEPREDADORES GRANDES Y PEQUEÑOS

El depredador más grande de la región era Nanuqsaurus (“lagarto oso polar”, de la lengua inupiaq), un tiranosáurido. Este animal presentaba un sentido del olfato extremadamente desarrollado que le permitía detectar a sus presas o cadáveres de animales en la oscuridad del invierno polar. Además, aunque no se han encontrado pruebas, muy probablemente estaban recubiertos de plumas que los protegían del frío, ya que muchas especies de terópodos emparentados presentaban plumas en algunas partes de su cuerpo.

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Reconstrucción de Nanuqsaurus hoglundi de Tom Parker.

Lo que más sorprende de Nanuqsaurus es su tamaño, mucho más pequeño que el de sus parientes. Mientras que otros tiranosáuridos de la época llegaban a medir entre 10 o 12 metros y a pesar hasta 9 toneladas, Nanuqsaurus parece un tiranosaurio pigmeo, con un tamaño estimado de 6 metros de longitud y 800 kg de peso. Este tamaño tan reducido, probablemente se debía al hecho de vivir en un ambiente donde la disponibilidad de alimento presentaba variaciones estacionales. Aparte de que la densidad de población de sus presas no debía ser muy elevada, durante los meses de invierno muchos herbívoros habrían migrado a otras zonas.

En cambio, había otro terópodo que presentaba la adaptación contraria. Troodon (“diente que hiere”) era un dinosaurio relativamente pequeño, de unos 2,9 metros de largo y unos 50 kg de peso. Éste es un dinosaurio abundante en diversos yacimientos de América del Norte. Troodon era un animal carnívoro muy activo, con una buena visión binocular y además, se cree que fue uno de los dinosaurios más inteligentes del Mesozoico.

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Reconstrucción de dos Troodon inequalis jugando en la nieve por Midiaou.

Mientras que Nanuqsaurus era más pequeño por la falta de presas abundantes, los ejemplares de Troodon encontrados en Prince Creek se caracterizaban por ser más grandes que los del resto de yacimientos. Esto es lo que se conoce como la Regla de Bergmann, según la cual las poblaciones de una especie que viven en ambientes más fríos tienden a ser más voluminosas que las de ambientes más cálidos, ya que así pierden menos calor corporal. Además, los ojos más grandes de los Troodon de Prince Creek, les conferían ventaja a la hora de cazar durante las largas noches invernales.

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Imagen del artículo A Diminutive New Tyrannosaur from the Top of the World, donde vemos el tamaño de Nanuqsaurus (A) comparado con otros tiranosáuridos (B, C, D y E) y de dos ejemplares de Troodon (F y G) de diferentes latitudes.

Ya habéis visto cómo los dinosaurios no solo prosperaron en ambientes cálidos y tropicales. Aunque sus poblaciones no eran tan elevadas y las condiciones de vida eran más duras, estos dinosaurios consiguieron adaptarse y sobrevivir en los bosques polares de Prince Creek, y seguro que muchos de ellos gozaron del espectáculo de la aurora boreal de hace 75 millones de años.

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Conjunto de las diferentes especies de dinosaurios de la formación de Prince Creek por James Kuether.

REFERENCIAS

Se han consultado las siguientes fuentes durante la elaboración de esta entrada:

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El Ártico: ¿a quién le importa?

El cambio global es la principal amenaza del Ártico, puesto que el incremento de la temperatura está produciendo el deshielo de su cobertura de hielo. ¿Qué consecuencias tendrá eso para su frágil ecosistema? ¿Nos debería de importar? 

EL ÁRTICO Y SU IMPORTANCIA

El Ártico, una de las pocas zonas vírgenes del planeta, está situado en la zona del polo norte. Las bajas temperaturas en la región (una media de -35ºC en invierno y de 0ºC en verano) se deben a la poca insolación que recibe debido a la inclinación del globo.

Antes de la época industrial, el casquete de hielo permanente del Ártico ocupaba unos 7 millones de kilómetros cuadrados (doblando su extensión en invierno), pero cada vez es más difícil mantener ese hielo en verano. El hielo puede alcanzar un espesor de 50 metros en invierno, reduciéndose a 2 metros en verano.

Antes de empezar, puedes disfrutar de este vídeo con impresionantes imágenes del Ártico:

VIDA EN EL ÁRTICO

El ártico ofrece una gran diversidad de ambientes distintos: el océano, las placas de hielo, la zona costera, la tundra y algunos bosques de coníferas.

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La tundra es el bioma terrestre más destacable del ártico (Foto: Biomas).

Todo esto permite el sustento de muchas especies vegetales y animales. Sólo en el océano Ártico se han descrito más de 5.000 especies animales, algunas de las cuales són especies endémicas de esta zona. Se estima que unas 400 especies del Ártico sólo viven en esta región.

Entre los animales más conocidos, encontramos a la ballena de Groenlandia (Balaena mysticetus), un animal de gran tamaño que puede vivir más de 100 años, y el narval (Monodon monoceros), cetáceos en los cuales los machos presentan un colmillo muy largo, usado durante el cortejo.

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La ballena de Groenlandia (Balaena mysticetus) es un cetáceo exclusivo del Ártico (Foto: Clarín).

En el hielo y la nieve, el oso polar (Ursus maritimus), las morsas (Odobenus rosmarus), el lobo ártico (Canis lupus arctos) y el reno ártico (Rangifer tarandus) se hacen presentes.

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El lobo ártico (Canis lupus arctos) está en peligro de extinción (Foto: Deanimalia).

El ártico también es el hogar de más de 80 especies de aves, como el arao de Brünnich o el eider real; y más de 400 de peces.

Pero, sin duda, el grupo que se lleva la palma son los artrópodos, con más de 1.500 especies documentadas, aunque también hay representantes de casi todos los filos animales existentes.

Este copépodo, de la especie Euaugaptilus hyperboreus, forma parte el zoopláncton ártico (Foto: Poetic Monkey).
Este copépodo, de la especie Euaugaptilus hyperboreus, forma parte el zoopláncton ártico (Foto: Poetic Monkey).

EL ÁRTICO ES ESENCIAL PARA EL CLIMA

El Ártico, junto con la Antártida, es como un aire condicionado natural del planeta. Por lo tanto, su mal funcionamiento incrementa aún más los efectos del cambio climático.

La cobertura de hielo es responsable de un elevado porcentaje del albedo. El albedo es el efecto por el cual una superfície refleja parte de la radiación solar de vuelta hacia la atmósfera, lo que permite mantener la temperatura más bajas. Sin este efecto, las temperaturas serán cada vez más altas.

El hielo es el principal elemento del albedo en la superficie de la Tierra (Foto: US Satellite).
El hielo es el principal elemento del albedo en la superficie de la Tierra (Foto: US Satellite).

Los procesos físicos que tienen lugar en el Ártico influyen en la circulación del océano a nivel mundial: durante la formación de hielo marino, los cristales de agua excluyen la sal, de manera que el agua es cada vez más salada. El augmento de salinidad, junto con las bajas temperaturas del agua, provocan la formación de un agua muy densa que se hunde hasta el fondo del océano y que es transportada hacia más al sur gracias a la circulación termohalina, responsable de regular el clima planetario. Sin hielo, esta corriente termohalina podría verse interrumpida o debilitada, con las consecuencias que esto acarrearía.

La circulación termohalina es responsable del clima a nivel mundial (Foto: Blog de recursos de Cpmc).
La circulación termohalina es responsable del clima a nivel mundial (Foto: Blog de recursos de Cpmc).

ÁRTICO Y CAMBIO CLIMÁTICO

Debido al aumento de la temperatura a nivel planetario, el hielo que cubre el Ártico se ha ido reduciendo. Según indican varios informes, ésta reducción ha sido del 30% en sólo dos décadas. Además, si se mantiene esta tendencia, en vente años más podría desaparecer totalmente el hielo ártico, por lo menos durante el verano. Sin hielo, muchas especies van a tener serios problemas para sobrevivir, como es el caso del oso polar, de las focas y otros pinnípedos.

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En blanco, se muestra la extensión de hielo en el Ártico en septiembre de 2012 respecto la media en los últimos 30 años (línea amarilla) (Foto: India Today).

Como hemos visto, sin hielo, no hay albedo; pero además, si se derrite el hielo permanente, se va a producir la liberación de grandes cantidades de gases de efecto invernadero que estaban atrapados bien en el hielo, bien en el suelo congelado del ártico (el permafrost); retroalimentando al cambio climático.

Algunos estudios apuntan que, si se derritiera todo el hielo de Groenlandia el nivel medio del mar subiría 7 metros.

Además, cada vez se producen más proliferaciones masivas de algas, las cuales se hunden y provocan la eutrofización del ecosistema. La reducción del espesor de hielo, permite que cada vez penetre más dióxido de carbono en el agua, lo que produce la acidificación del agua, lo que puede causar blanqueamiento de corales y malformaciones en las conchas de los animales.

Son muchas las compañías que ven en el deshielo del Ártico muchas posibilidades comerciales:

  • Obtención de recursos energéticos como el gas natural y el petróleo (sólo para 3 años, según los expertos).
  • Explotación de recursos minerales como manganeso, oro, plomo y diamantes.
  • Nuevos caladeros de pesca.
  • Nuevas rutas comerciales para el transporte marítimo y el turismo.

Así pues, el ártico es un ecosistema muy frágil que debemos de proteger entre todos. Actuando a nivel local, estamos actuando a nivel global.

REFERENCIAS

  • Broecker, WS (2005). The role of the ocean in climate: Yesterday, today and tomorrow. Eldigio Press
  • El mar a fondo: El agua de mar y las corrientes oceánicas (Guía didáctica).
  • McIntyre, A (2010). Life in the World’s Oceans. Blackwell Publishing Ltd.
  • Greenpeace (2013). El Ártico y los efectos del cambio climático en España. Salvar el Ártico es salvar mucho más. Greenpeace.
  • Hutchinson, S & Hawkins, LE (2004). Océanos. Libros Cúpula. Coleccion Biblioteca visual
  • Palacín, B (2010). La creciente importancia el Ártico. Revista Española de Defensa
  • Perrin, WF; Würsig, B & Thewissen, JGM (2009). Encyclopedia of Marine Mammals. Academic Press (2 ed)
  • Foto de portada: Kerstin Langenberger

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