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Tuatara: reintroducción de un fósil viviente

En Nueva Zelanda existe un reptil cuyo linaje surgió en la época de los dinosaurios. Aunque su aspecto externo se parece al de un lagarto, el tuatara (cuyo nombre significa “espalda espinosa” en lengua maorí) es un animal con muchas características únicas que hacen que se le clasifique en un orden propio separado del resto de reptiles. En esta entrada os explicaremos las principales características de esta reliquia del pasado tan interesante como amenazada.

ORIGEN Y EVOLUCIÓN

Los tuataras son unos reptiles inusuales cuyo linaje se remonta a hace 240 millones de años, a mitades del periodo Triásico. Los tuataras son lepidosaurios, aunque forman un linaje distinto a los escamosos, por lo que se encuentran en su propio orden, los rincocéfalos (orden Rhynchocephalia). Muchas especies florecieron durante el Mesozoico, aunque prácticamente todas fueron reemplazadas por los escamosos. A finales del Mesozoico solo quedaba una familia, los Sphenodontidae.

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Fósil de Homoeosaurus, un pariente extinto de los tuataras. Foto de Haplochromis.

De todos los esfenodóntidos que existieron, solo los tuataras han sobrevivido hasta la actualidad. Tradicionalmente se consideraba que los tuataras incluían dos especies: el tuatara común (Sphenodon punctatus) y el tuatara de la Isla Brothers (Sphenodon guntheri), aunque análisis recientes han popularizado la idea de que el tuatara es una única especie, S. punctatus.

ANATOMÍA DEL TUATARA

Como ya hemos comentado, los tuataras se parecen externamente a un lagarto, teniendo cierto parecido con las iguanas. Los machos de tuatara son mayores que las hembras, llegando a los 61 cm de longitud y el quilo de peso, mientras que éstas solo alcanzan los 45 cm y el medio quilo. Los tuataras presentan una hilera de espinas en el dorso que les confiere su nombre común. Ésta es mayor en los machos, y puede erizarse para exhibirse.

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Foto hecha por KeresH de un joven macho de tuatara.

Lo que realmente distingue a los tuataras es su anatomía interna. El resto de reptiles han modificado mucho la estructura de su cráneo, pero los tuataras han conservado la estructura diápsida original sin muchos cambios. Mientras que cocodrilos y tortugas han desarrollado cráneos macizos, los tuataras conservan amplias aperturas temporales, y aunque los escamosos han desarrollado cráneos y mandíbulas muy flexibles, los tuataras mantienen un cráneo rígido. Además, a diferencia de la mayoría de reptiles, los tuataras no presentan oídos externos.

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Imagen modificada del dibujo de Nobu Tamura sobre el cráneo del tuatara. En él vemos las principales características que lo distinguen: 1. Premaxilar en forma de pico, 2. Dientes acrodontos fusionados a las mandíbulas, 3. Amplias aperturas temporales típicamente diápsidas y 4. Apertura parietal o pineal.

El nombre Rhynchocephalia significa “cabeza de pico” y se refiere a la estructura de pico de su premaxilar. Los tuataras también son de los pocos reptiles con dientes acrodontos, los cuáles se encuentran fusionados al maxilar y la mandíbula y no se renuevan. Además, presentan un movimiento mandibular único tipo sierra, moviendo la mandíbula adelante y atrás.

Vídeo de YouOriginal, de unos tuataras en cautividad alimentándose. En este vídeo podemos apreciar el movimiento singular de la mandíbula.

Finalmente, una de las características anatómicas más increíbles de los tuataras es que éstos conservan el ojo parietal o pineal. Ésta es una estructura reminiscente de los primeros tetrápodos, conectada con la glándula pineal y que está involucrada en la regulación de la temperatura y los ritmos circadianos. Aunque algunos otros animales también lo conservan, los tuataras presentan un auténtico tercer ojo, con una retina y cristalino completos, aunque éste se va cubriendo de escamas con la edad.

HÁBITAT Y BIOLOGÍA

Los tuataras viven en unos treinta islotes en el estrecho de Cook, entre las dos islas principales de Nueva Zelanda. Además, la antigua especie S. guntheri se encuentra en la isla de Brothers, en la parte nororiental de isla Sur. Todas las poblaciones viven en zonas boscosas o de matorral costeras, con suelos blandos donde poder cavar. Además, en gran parte de su área de distribución existen colonias de aves marinas, cuyos nidos son aprovechados por los tuataras.

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Foto de Satoru Kikuchi de un típico bosque húmedo neozelandés.

Comparados con la mayoría de reptiles, los tuataras viven en hábitats relativamente fríos, con temperaturas anuales que oscilan entre los 5 y los 28°C. Los tuataras son principalmente nocturnos, saliendo de sus madrigueras normalmente por la noche, aunque a veces se les puede encontrar tomando el sol a pleno día (especialmente en invierno).

Los tuataras tienen pocos depredadores naturales. Aparte de algunos animales introducidos, sólo las gaviotas y algunas aves de presa presentan un peligro para estos reptiles. Su dieta, en cambio, es bastante variada. Siendo depredadores que esperan a que sus presas les pasen por delante, los tuataras se alimentan principalmente de invertebrados como escarabajos, grillos y arañas, aunque puede llegar a depredar pequeños lagartos, huevos y polluelos de aves, e incluso a tuataras más pequeños. Como sus dientes acrodontos no se renuevan, éstos se van desgastando al cabo del tiempo, por lo que los ejemplares más viejos suelen alimentarse de presas más blandas como caracoles y gusanos.

Los tuataras se reproducen entre enero y marzo (verano), momento en el que los territoriales machos compiten por las hembras, las cuáles pondrán unos 18-19 huevos entre octubre y diciembre (primavera). El sexo de las crías dependerá de la temperatura de incubación (machos a temperaturas más altas, hembras a más bajas). Los huevos eclosionarán al cabo de 11-16 meses (uno de los tiempos de incubación más largos de todos los reptiles), de los que saldrán pequeños tuataras que evitarán a los adultos caníbales siendo principalmente diurnos.

Vídeo único del nacimiento de un tuatara en la Victoria University de Wellington. La marca translúcida de la cabeza del pequeño tuatara corresponde al ojo parietal.

Como ya hemos visto por su largo período de incubación, los tuataras se desarrollan lentamente. Estos reptiles no llegarán a la madurez sexual hasta pasados los 12 años, aunque siguen creciendo a partir de entonces. Además, los tuataras son animales muy longevos, llegando a vivir hasta más de 60 años en estado salvaje. En cautividad pueden llegar a superar los 100 años de edad.

CONSERVACIÓN Y AMENAZAS

Antes de la llegada del hombre, los tuataras estaban presentes en las dos islas principales de Nueva Zelanda y en muchos más islotes. Cuando los colonos europeos llegaron, los tuataras ya sólo se encontraban en unas 32 pequeñas islas. Se cree que la desaparición de los tuataras de las islas principales se debe principalmente a la destrucción del hábitat y a la introducción de mamíferos foráneos como las ratas. Otras amenazas son la baja diversidad genética por el aislamiento de las distintas poblaciones y el cambio climático, que puede afectar al sexo de la descendencia.

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Mapa de la distribución actual de los tuataras. Los cuadrados corresponden a la antigua especie Sphenodon guntheri, ahora considerada una población de S. punctatus.

Cuando el ser humano llegó a las islas, se cree que el 80% de Nueva Zelanda estaba cubierta de bosques. Con la llegada de las primeras tribus polinesias hacia el año 1250, empezó la deforestación de más de la mitad del archipiélago. Siglos después, con la llegada de los europeos, esta deforestación se intensificó aún más, hasta la situación actual, que solo se conserva el 23% del bosque original.

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Foto de Cliff de una rata del Pacífico (Rattus exulans), una de las principales amenazas para los tuataras.

La introducción de mamíferos foráneos ha sido uno de los principales factores de declive de los tuataras en la actualidad, en especial la introducción de la rata del Pacífico (Rattus exulans). Este roedor ha afectado a las poblaciones, no solo de tuataras, sino también las de muchas especies de aves endémicas de Nueva Zelanda. En estudios de convivencia entre las ratas y los tuataras, se ha observado que las ratas, además de depredar sobre huevos y juveniles, también compiten con los tuataras adultos por los recursos. Con un ciclo vital tan lento, los tuataras no pueden recuperarse de este impacto.

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Foto de Br3nda de un tuatara reintroducido y marcado.

Aun así, actualmente los tuataras están clasificados como bajo “preocupación menor” en la lista roja de la IUCN. Esto es gracias a los grandes esfuerzos de grupos conservacionistas que han contribuido a la recuperación de esta especie. Una de las principales tareas ha sido la eliminación de la rata del Pacífico de las principales islas donde habitan los tuataras. Para ello, se realizó un esfuerzo titánico en muchas islas en las que se capturaron poblaciones enteras de tuataras para la reproducción en cautividad, mientras se eliminaba a las ratas de dichas islas. Una vez eliminada su principal amenaza, todos los individuos capturados y sus descendientes nacidos en cautividad fueron devueltos a sus hábitats naturales para que pudieran vivir sin este fiero competidor.

Vídeo de Carla Braun-Elwert, sobre el éxito reproductor de una vieja pareja de tuataras.

Actualmente, la población salvaje de tuataras se estima entre los 60.000 y los 100.000 individuos. Se puede decir que este fósil viviente, que estuvo a punto de desaparecer después de millones de años de existencia, recibió una segunda oportunidad para seguir habitando las increíbles islas neozelandesas. Esperemos que en el futuro, podamos seguir disfrutando de la existencia de estos reptiles, únicos supervivientes de un linaje prácticamente extinto por muchos siglos más.

REFERENCIAS

Se han consultado las siguientes fuentes durante la elaboración de esta entrada:

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¿Qué está acabando con las tortugas marinas?

La semana pasada vimos con detalle cómo es la vida de una tortuga marina. ¿Te perdiste el artículo? ¡Pues haz clic aquí para leerlo! Esta semana continúo hablando de estos maravillosos animales, pero centrándome en los peligros que están acabando con ellas, tanto naturales como humanos, y qué acciones podemos hacer nosotros para salvarlas. 

PELIGROS NATURALES

Las tortugas marinas se ven amenazadas por una variedad de factores naturales y antrópicos. Entre los factores naturales se incluyen la pérdida de huevos debido a la inundación de las playas o la erosión, la depredación en todas las fases del ciclo, las temperaturas extremas y algunas enfermedades.

Pérdida de huevos

Las mareas altas y las tormentas pueden provocar la pérdida de los huevos por diferentes motivos: los huevos quedan inundados, se erosiona o aumenta la altura de la playa o bien los nidos son dispersados por el agua. Además de ésto, varios animales pueden depredarlos.

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La pérdida de huevos se puede producir por diferente motivos (Foto: PaddleAndPath).

Depredación de tortugas

Aunque las pequeñas tortugas salen del nido normalmente de noche, el riesgo de ser comido por un depredador no es cero, pues forman parte de la dieta de mapaches, aves, cangrejos, tiburones y otros peces. Los jóvenes y adultos también son consumidos por algunos animales, principalmente tiburones y otros peces de grandes dimensiones, aunque el impacto no es tan grande como en las primeras fases. Lee el artículo de la semana pasada para saber cuántas tortugas mueren de viejas de cada 10.000 huevos. ¡La cifra te va a sorprender!

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Los cangrejos pueden comerse a las tortugas acabadas de salir del huevo (Foto: Gnaraloo Turtle Conservation Program, Creative Commons).

Hipotermia

Por debajo los 8-10ºC las tortugas quedan flotando por la superficie en un estado de letargo, pero por debajo de los 5-6ºC la tasa de mortalidad es importante.

Enfermedades

Las infecciones parasíticas son comunes en las tortugas. Más del 30% de las tortugas boba del Atlántico tienen trematodos que infectan su sistema cardiovascular. Éstas, a la vez, disminuyen las defensas y permiten que algunas bacterias (como Salmonella y E. coli) puedan infectarlas. Los blooms de dinoflagelados también son un problema para ellas, pues contienen toxinas que les provocan problemas de salud.

PELIGROS ANTRÓPICOS 

Son 4 los principales peligros antrópicos para las tortugas marinas: la explotación comercial de huevos y tortugas para consumo humano, la destrucción de las playas de puesta debido a la urbanización y el turismo, la contaminación y las capturas accidentales en la pesca. Aquí, veremos alguna más.

Caza furtiva

La caza furtiva afortunadamente no está extendida en todo el mundo, pero en algunos países puede ser especialmente importante. Son cazadas por su carne y cartílagos o por sus conchas (para decoración y joyería). Los huevos también son objeto de furtivismo.

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Tortugas marinas decomisadas por la policía de Filipinas (Foto: Mongabay).
Venta d'ous de tortuga marina (Foto: OceanCare).
Venta de huevos de tortuga marina (Foto: OceanCare).

Destrucción de las playas de puesta

La construcción de infraestructuras para proteger los bienes de la costa produce que las hembras no puedan acceder a las playas de puesta, además de producir su erosión. Las regeneraciones de playas para combatir la erosión de las playas también les afecta, ya sea porque la nueva playa tapa los nidos, por la muerte causada por el dragado del fondo marino, por el hecho de compactar excesivamente la arena o porque se regenera con materiales diferentes de los originales (lo que puede provocar, por ejemplo, una reducción en la difusión de los gases). Las molestias causadas por el aumento del turismo también hay que tenerlas en cuenta.

Contaminación y residuos

No es muy conocido si los contaminantes, como fertilizantes y pesticidas, tienen un efecto directo sobre las tortugas, pero se sabe que entre los indirectos hay la degradación de sus hábitats, pues un exceso de nutrientes causa un aumento de las algas, que pueden afectar su salud.

Los residuos sólidos flotantes también son un problema para ellas. Se han encontrado ejemplares de tortugas con plásticos en el estómago, pues muchas veces confunden las bolsas de plástico por medusas, lo que obstruye los intestinos y les provoca la muerte. Pero no sólo los ingieren, sino que también a menudo quedan atrapados en objetos como las anillas de las latas de refresco o redes, de manera que produce una deformación en su crecimiento.

La ingesta de plàstics (Foto: Fethiyetimes).
La ingestión de plásticos obstruye sus intestinos y les provoca la muerte (Foto: Fethiyetimes).

Capturas accidentales en la pesca

Las tortugas se ven afectadas por las capturas accidentales en la pesca.

Las redes de deriva, aunque están prohibidas en aguas españolas, se continúan utilizando y se sabe que causan la muerte por asfixia a más de un centenar de tortugas cada año por cada barco.

La pesca con palangre tiene un impacto especialmente importante. En aguas españolas, cada año se capturan entre 15.000 y 20.000 ejemplares. Aunque se suelen devolver vivas, se llevan de regalo un anzuelo enganchado, de manera que muchas acaban muriendo posteriormente por heridas. Aquí puedes leer una revisión sobre los métodos para reducir las capturas accidentales en la tortuga boba en la pesca de palangre. 

La pesca de palangre captura entre 15.000 i 20.000 exemplars cada any en aigües espanyoles (Foto: Phys).
La pesca de palangre captura entre 15.000 y 20.000 ejemplares cada año en aguas españolas (Foto: Phys).

La pesca de arrastre también tiene un gran impacto, pero depende del tiempo que esté bajo del agua. La mortalidad cuando el tiempo es inferior a los 50 minutos es del 0%, mientras que si supera los 90%, es del 70%. Ésto se explica por la capacidad respiratoria de estos animales.

Cambio global

La acidificación de los océanos debido a la continua acumulación de dióxido de carbono puede tener un impacto importante en las poblaciones de tortugas, pues éstas podrían ver reducida la calidad de sus fuentes de alimentos.

El aumento del nivel del mar debido al cambio global se cree que tendrá un efecto negativo sobre las tortugas marinas, pues amenaza la existencia de las playas, hábitats de máxima importancia para las tortugas, pues es donde hacen las puestas. El Parque Nacional de Zakynthos (Grecia) es la zona más importante de puesta para la tortuga boba (Caretta caretta) en el Mediterráneo. Un estudio realizado por el mismo Parque y la Universidad del Egeo (Grecia) ha determinado que el aumento del nivel del mar pone en peligro a las poblaciones de esta especie debido a la reducción del espacio disponible para realizar la puesta en las playas. Según los modelos, con un aumento del nivel del mar de 0,2 m, la pérdida de playa oscilará entre 0,8 y 15,9 m; mientras que con un aumento de 0,5; 1,0 o 2,0 m, oscilará respectivamente entre 4,9-25,2; 10,8-37,3 y 23,2-80,8 m. En las playas de este Parque Natural, de acuerdo con estos escenarios, la perdida de las playas oscilará entre un 44 y 94%, aunque quedarán totalmente inundadas en el caso de que es cumpla el escenario de 2 m de aumento.

Además, el aumento de la temperatura afectaría al crecimiento y relación de sexos, pues el sexo viene determinado por la temperatura de incubación: por debajo de los 29ºC predominan los machos y por encima las hembras, aunque si es superior a los 33ºC, el 100& de las tortugas serán hembras. Así pues, el cambio global tendrá como consecuencia el aumento del número de hembras.

¿CÓMO LAS PUEDO AYUDAR?

  • Evita cualquier actividad o comportamiento que pueda molestar a las tortugas marinas. En el caso de que se sientan molestadas, observarás que intentan abandonar la zona, que hacen una inmersión precipitada y que hacen movimientos natatorios bruscos.
  • Reduce la velocidad de la embarcación si ves cualquier elemento que pueda ser una tortuga marina. En el caso de serlo, evita cualquier maniobra que pueda ponerlas en peligro.
  • Recoge los restos de redes y basura que encuentres, aunque no sean tuyos. Así podrás evitar la muerte de las tortugas y otros animales.
  • En el caso de que el animal esté en peligro, llama de entrada al teléfono de emergencias de tu país. Para el caso de España, llama al 112. De todas formas, hay algunas cosas que puedes hacer mientras no llegan los veterinarios:
    • Tortuga con el caparazón roto o heridas abiertas: cubrir las heridas con un trapo húmedo de agua y yodo (no aplicarlo en ojos, orejas ni nariz).
    • Tortugas ahogadas: mantenerla durante 5 minutos con la parte ventral hacia arriba y el cuerpo inclinado (la cabeza tiene que quedar hacia abajo) y moviendo las aletas. Algunas pueden ser reanimadas de esta manera. Cuando haya expulsado el agua, girarla.
    • Tortuga con plásticos en la boca: extraer el plástico con mucho cuidado y llamar a emergencias.
    • Tortuga muerta: no manipular el animal y llamar directamente a emergencias.
    • Tortuga atrapada en un azuelo: no estirar del anzuelo y cortar el hilo dejando un mínimo de 30 cm.
  • Avisa a las administraciones competentes de la localización de posibles nidos de tortuga, con el objetivo de que puedan protegerlo. Hay algunas pistas que te ayudaran a identificarlos:
    • Rastros de que una tortuga se ha arrastrado por la arena, normalmente tienen forma de V, con el nido situado en el vértice.
    • Depresión en la arena, que indica que los huevos han eclosionado, de la cual salen lineas que forman una V en dirección al mar.
    • Observación de una tortuga realizando una puesta.
    • Restos de huevos o ejemplares recién nacidos.

REFERENCIAS

  • Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía (2014). Varamientos de Especies Marinas Amenazadas. Guías prácticas voluntariado ambiental.
  • Gray, J (1997). Marine biodiversity: patterns, threats and conservation needs. Biodiversity and Conservation 6, 153-175
  • Hamann, M et al. ‘Climate Change And Marine Turtles’. The Biology Of Sea Turtles. Volume III. Jeanette Wyneken, Kenneth J. Lohmann and John A. Musick. 1st ed. New York: CRC Press, 2013. 353-378. Print.
  • Harrould-Kolieb, E. & Savitz, J. (2009). Acidificación: ¿Cómo afecta el CO2 a los océanos? Oceana
  • Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. Guía de buenas prácticas en las Zonas Especiales de Conservación de ámbito marino de Canarias. España. http://www.magrama.gob.es/es/costas/temas/proteccion-medio-marino/201311_guia_bbpp_web_tcm7-229984.pdf
  • Oceana (2006). Las tortugas marinas en el Mediterráneo. Amenazas y soluciones para la supervivencia. 38 pp.
  • Otero, M., Garrabou, J., Vargas, M. 2013. Mediterranean Marine Protected Areas and climate change: A guide to regional monitoring and adaptation opportunities. Malaga, Spain: IUCN. 52 pages.
  • Shigenaka, G (2010). Oil and Sea Turtles. Biology, planning and response. NOAA
  • Smith, T & Smith R (2007). Ecología. Pearson Educación (6 ed.)
  • Velegrakis, A., Hasiotis, T., Monioudi, I., Manoutsoglou, E., Psarros, F., Andreadis, O. and Tziourrou, P., (2013). Evaluation of climate change impacts on the sea-turtle nesting beaches of the National Marine Park of Zakynthos Protected Area. Med-PAN North Project, Final report, 81 pp.

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¿Cómo es la vida de una tortuga marina?

Ya hemos dedicado algunos artículos anteriores a hablar sobre las tortugas marinas. En concreto, sobre la tortuga boba (Caretta caretta). En las próximas semanas, me voy a dedicar a ampliar los contenidos sobre estos maravillosos animales marinos. En concreto, esta semana estará dedicado a explicar cómo es la vida de una tortuga marina, especialmente de la tortuga boba, y la próxima semana tratará sobre cuáles son las amenazas que ponen en peligro a estos animales y qué podemos hacer nosotros para salvarlas. 

INTRODUCCIÓN

La tortuga boba, como ya vimos en este artículo, es una de las 7 tortugas marinas del planeta. Tiene una distribución cosmopolita, siendo la más abundante del Mediterráneo, y se puede identificar por la presencia de un caparazón de entre 80 y 100 cm de longitud en forma de corazón con 5 escudos costales, de manera que el primero de éstos está en contacto con el escudo nucal (el de delante de todo del caparazón). Está en peligro de extinción según la IUCN (Unión Internacionall para la Conservación de la Naturaleza). La tortuga boba se alimenta principalmente de plancton gelatinoso como medusas durante la fase oceánica, pero prácticamente no consume de estas durante la fase nerítica, fase en la cual se alimenta principalmente de peces y calamares. Además, pueden consumir agua de mar porque tienen unas glándulas especiales de secreción de sal, situadas en la parte superior del cráneo. Como el resto de tortugas marinas, no puede esconder ni la cabeza ni las aletas dentro del caparazón.

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Claves de identificación de la tortuga boba (Caretta caretta) (Foto extraída de MarineBio).

¿CÓMO ES LA VIDA DE UNA TORTUGA MARINA?

En las tortugas marinas, los ciclos reproductivos son circadianos, es decir, se producen de manera regular a lo largo del tiempo. Esta periodicidad depende de cada especie, pero en el caso de la tortuga boba suele ser bianual, es decir, se reproducen aproximadamente cada dos años (o incluso cada tres). De todos modos, este ciclo no es estricto, pues hay factores que lo pueden reducir o ampliar, como por ejemplo la disponibilidad de alimentos o las enfermedades.

La conducta gregaria de muchas especies se debe a la capacidad de reconocer a los individuos de la misma especie. Para hacerlo, en la mayoría de casos usan el olfato, aunque también pueden utilizar la vista o el sonido. Durante el cortejo, cuando la hembra acepta al macho, éste le hace mordeduras en el cuello y en las extremidades anteriores y ella se coloca para la cópula. El macho se sitúa encima y la retiene con las uñas de las extremidades anteriores (en el caso de la boba, hay dos en cada una). El apareamiento tiene lugar en el mar y se suele realizar durante las primeras horas del día. Además, una misma hembra puede ser fecundada por diferentes machos.

Aparellament de la tortuga babaua (Caretta caretta) (Foto: OceanWide Images).
Apareamiento de la tortuga boba (Caretta caretta) (Foto: OceanWide Images).

El momento en que tiene lugar la puesta está influido por las fases lunares, las mareas, la temperatura y el viento, aunque se suele producir en verano en playas arenosas. Las hembras vuelven a poner los huevos en la misma playa donde nacieron, provenientes de las zonas de alimentación, que pueden estar a centenares o miles de kilómetros de distancia. Para orientarse y llegar a la playa donde nacieron, se cree que utilizan la memoria y se ayudan de las corrientes marinas, los cambios de temperatura, de las señales magnéticas y el sonido y olor de la playa.

Según las características de la playa, ésta será más o menos apta para la puesta de cada especie de tortuga. En el caso de la boba, ésta prefiere las playas abiertas o bahías, continentales o insulares, de poca profundidad, con una pendiente entre los 5-10º y con un oleaje tranquilo, las cuales están protegidas por la parte terrestre por arbustos y por la parte marina por barreras coralinas y rocosas. Además, esta especie, de la totalidad de la playa, suele poner los huevos al final de la primera terraza, en lugares libres de vegetación y lo suelen hacer al primer intento, es decir, no van de un punto a otro buscando el mejor lugar. Lo que es común en todas las tortugas es que la puesta tenga lugar por encima de la línea de marea máxima, pues el agua puede producir el abortamiento de los huevos.

Una vez localizado el punto, con las aletas anteriores hacen una cavidad para poner su cuerpo (llamada cama) y a continuación, con las aletas posteriores, excavan el nido y depositan los huevos en él. Durante el periodo comprendido entre la salida del agua y la excavación del nido, el animal es especialmente sensible y podría interrumpir el proceso en cualquier momento si se siento molesta. 

Las tortugas marinas no realizan una única puesta al año, sino que tiene lugar varias veces en cada ciclo de reproducción. En el caso de la boba, lo suelen hacer entre 2 y 4 veces al año, con unos 100 huevos de unos 40 gramos en cada puesta (aproximadamente la puesta pesa unos 4 kg). A pesar de ésto, debemos de tener en cuenta que el número de huevos producidos por la tortuga boba está limitado por la capacidad de almacenar los huevos de la hembra, que está relacionada con el tamaño de ésta. Se ha visto que entre puesta y puesta en un mismo ciclo no necesariamente hay apareamiento. Ésto significa que pueden guardar el esperma en su interior y aprovecharlo más tarde para fecundar más óvulos (lo que se conoce como fecundación retardada).

Tortuga en la fase de posta dels ous (Foto: Brandon Cole).
Tortuga en la fase de puesta de los huevos (Foto: Brandon Cole).

Una vez hecha la puesta, los huevos se incuban durante 50-60 días enterrados en la parte seca de la playa (en la boba). La eclosión es sincronizada y cuando salen a la superficie en pocos minutos ya están orientadas, gracias al pendiente de la playa, el sonido de las olas y la luz de la luna sobre el mar; para dirigirse hacia el mar.

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Cría de una tortuga boba (Caretta caretta) saliendo del huevo (Foto: Rewilding Europe).

Durante los primeros días de vida presentan una gran flotabilidad, de manera que hasta que no pasa un tiempo no se vuelven buceadoras. En las primeras semanas de vida, son transportadas por las corrientes marinas o giros, donde el alimento es abundante, de manera que tienen una vida pelágica. Si las tortugas son macho, lo más probable es que nunca más toquen tierra.

Cuando nacen, el caparazón es blando y, por este motivo, el número de ejemplares que sobrevivirá será sólo del 10% de los que salgan del huevo debido al gran número de depredadores, como cangrejos, tiburones y gaviotas. Durante el primer año tampoco dejan de ser vulnerable, pues sólo entre el 10 y el 30% de los animales conseguirá sobrevivir. Año tras año, la tasa de mortalidad se va reduciendo, debido al aumento considerable del tamaño y al endurecimiento del caparazón. Un estudio estima que de cada 10.000 huevos, sólo 10 llegarán a adultas y una morirá de vieja. 

Adult de tortuga babaua (Caretta caretta) (Foto: Deviant Art).
Adulto de tortuga boba (Caretta caretta) (Foto: Deviant Art).

Las tortugas marinas son grandes migradoras, especialmente cuando están en la fase juvenil. Una vez han abandonado la playa donde han nacido, durante los próximos 10 años de su vida estarán viajando grandes distancias. Nos será hasta que sean maduras sexualmente, entorno a los 15-30 años, que sus movimientos se reducirán, aunque continúan recorriendo grandes distancias. Las migraciones se producen entre las zonas de alimentación y las zonas de aparamiento y puesta de huevos.

Después de todo ésto, el ciclo vuelve a empezar con las nuevas puestas.

REFERENCIAS

  • Cardona L, Álvarez de Quevedo I, Borrell A, Aguilar A (2012). Massive Consumption of Gelatinous Plankton by Mediterranean Apex Predators. PLoS ONE 7(3): e31329. doi:10.1371/journal.pone.0031329
  • Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía (2014). Varamientos de Especies Marinas Amenazadas. Guías prácticas voluntariado ambiental.
  • CRAM: Caretta caretta
  • Dodd, C. Kenneth, Jr. 1988. Synopsis of the biological data on the Loggerhead Sea Turtle Caretta caretta (Linnaeus 1758). U.S. Fish Wildl. Serv., Biol. Rep. 88(14). 110 pp.
  • IUCN: Caretta caretta 
  • Márquez, R (1996). Las tortugas marinas y nuestro tiempo. México: IEPSA
  • Smith, T & Smith R (2007). Ecología. Pearson Educación (6 ed.)

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No tener patas no te convierte en una serpiente

Con la llegada del buen tiempo es más probable que salgamos al campo a disfrutar de la naturaleza y eso aumenta las posibilidades de encontrarnos con serpientes y otros reptiles tomando el sol encima de una piedra o correteando entre la hierba. Las serpientes son el grupo de escamosos sin patas más conocido, aunque muchas otras especies de lagartos y lagartijas también han perdido las extremidades a lo largo de su evolución. En esta entrada explicaré algunas características distintivas de las tres especies de lagartos sin patas que podemos encontrar en la Península Ibérica, el lución y las culebrillas ciegas.

LAGARTOS SIN PATAS

La pérdida de patas (apodismo) es un fenómeno evolutivo que se ha dado más de una vez en el orden de los Squamata. De hecho, actualmente existen como mínimo unos nueve linajes (aparte de las serpientes) que han sufrido un proceso de pérdida de la funcionalidad de las patas. En la mayoría de grupos esto se debe a una adaptación a una vida subterránea (suelen tener la cola corta y redondeada) o a una vida entre la hierba y la vegetación (suelen tener una cola larga y delgada).

1Scheltopusik o lagarto ápodo europea (Ophisaurus apodus) un lagarto sin patas de la familia Anguidae, foto de Tim Vickers.

Aunque técnicamente las serpientes también son lagartos que han perdido las patas, a diferencia de los otros grupos, algunos ofidios pueden representar un peligro para el ser humano. Por eso es importante saber distinguir a una serpiente del resto de lagartos sin patas. Hay una serie de características que nos pueden ayudar a identificar a una serpiente o a un lagarto no venenoso:

  • Las serpientes no tienen párpados móviles, mientras que el resto de lagartos sí suelen tener.
  • Los ofidios no presentan oído externo, mientras que en la mayoría de lagartos se puede apreciar el canal auditivo.
  • Las serpientes presentan escamas ventrales especializadas para la locomoción, mientras que muchos lagartos ápodos se tienen que desplazar ayudándose de las irregularidades del terreno.
  • Muchos lagartos ápodos pueden desprender-se de la cola como método de defensa (autotomía caudal) mientras que las serpientes no.
www.public-domain-image.com (public domain image)Fotografía de una mamba verde occidental (Dendroaspis viridis), un ofidio típico, por Jon Sullivan.

En una entrada anterior ya explicamos las diferentes especies de serpientes que podemos encontrar en la Península Ibérica. A continuación os presentaré a las tres especies de escamosos ápodos que nos podemos encontrar cuando salimos de paseo por parajes naturales de nuestro país.

LUCIÓN (Anguis fragilis)

El lución es un lagarto ápodo de la familia de los ánguidos (Anguidae) dentro de la cuál encontramos la subfamilia Anguinae, en la que muchos miembros han perdido las extremidades o las tienen muy reducidas. El nombre científico del lución, Anguis fragilis significa literalmente “serpiente frágil”, por su capacidad de desprender-se de la cola para huir de los depredadores.

SONY DSCFoto de un lución cerca de Nismes, por © Hans Hillewaert.

Descripción

El lución es un pequeño lagarto sin patas que llega a medir 40 centímetros de largo. Presenta escamas lisas y brillantes y una cabeza pequeña con el cuello poco definido. A diferencia de las serpientes posee parpados móviles, una lengua horcada y una pequeña apertura timpánica.

Los ejemplares jóvenes suelen presentar una coloración morena dorada, plateada o amarillenta con los lados y el vientre negros. Las hembras presentan una coloración parecida a los jóvenes, siendo de color ocre con el vientre marrón oscuro o negro y una banda dorsal negra, aunque su coloración puede variar mucho.

Slow Worm (Anguis fragilis), seen near Hitchin, Hertfordshire, during the final test of the August GOC walk, on 3 August 2013. It's the first ever reptile I've photographed, and indeed, the first I've seen in the wild! So I was very happy.Hembra de lución, fotografiada en Hertfordshire por Peter O'Connor.

Los machos son los más uniformes, con el dorso y los lados de color marrón, grisáceo o castaño y algunos con manchas marrones a los lados que se pueden volver azules.

6Lución macho, con las distintivas manchas azules, por Maria Haanpää.

Hábitat y distribución

Es un reptil ampliamente distribuido por la mayor parte de Europa, se puede encontrar desde la Península Ibérica, Inglaterra y Escocia hasta Irán y el oeste de Siberia pasando por Grecia y Turquía.

7Mapa mostrando la distribución del lución, por Osado.

En la Península Ibérica se encuentra sobre todo en la mitad norte, ocupando gran parte de Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco, Castilla León y el norte de Aragón y Cataluña. El lución es una especie común que pasa desapercibida debido a sus costumbres discretas. Los podemos encontrar en una gran variedad de hábitats abiertos como herbazales, matorrales y bosques abiertos.

8Distribución del lución en España, por Lameiro.

A diferencia de la mayoría de reptiles que buscan el sol para calentarse, el lución presenta una marcada preferencia por los sitios húmedos y sombríos, con vegetación baja y abundante. Se suele refugiar debajo de piedras, troncos, plásticos o madrigueras de mamíferos pequeños.

Male slow worm (Anguis fragilis)Lución macho en su hábitat en los Paises Bajos, por Viridiflavus.

Biología y ecología

En la Península Ibérica el lución está activo desde finales de febrero hasta noviembre, momento en el que empieza la hibernación, durante la cual se agrupan hasta 100 individuos. El apareamiento dura desde mediados de marzo hasta julio, durante el cual se pueden dar peleas entre los machos. La gestación del lución dura unos 3 meses, es una especie ovovivípara (tiene huevos pero estos eclosionan en el interior de la hembra) y da a luz entre 2 y 22 crías.

Muchas especies de reptiles, aves y mamíferos se alimentan de esta especie. Como muchos otros lagartos, el lución se puede desprender de la cola como método de defensa, la cual se sigue moviendo mientras que el resto del animal huye. La cola se empieza a regenerar al cabo de varias semanas.

10Fotografía de un lución después de desprenderse de su cola, por SuperMarker.

El lución se alimenta de caracoles, gusanos, larvas de insectos y muchos otros invertebrados pequeños ya que, a diferencia de las serpientes, no pueden desencajar las mandíbulas para tragar presas grandes. En muchos lugares ha sido injustamente perseguido aún siendo una especie beneficiosa para campos y jardines, ya que se alimenta de muchos animales considerados plagas para las plantas.

11Foto de un lución alimentándose de una babosa, por Biosphoto/Thiebaud Gontard.

CULEBRILLAS CIEGAS (Blanus cinereus y Blanus mariae)

Los anfisbénidos (clado Amphisbaenia) son un grupo altamente especializado de escamosos subterráneos conocidos con el nombre de lagartos ciegos. Aunque exteriormente se parecen a algunas serpientes primitivas, se diferencian de éstas en que las serpientes perdieron primero las patas delanteras y el pulmón izquierdo y en cambio los anfisbénidos perdieron primero las patas traseras y el pulmón derecho. Actualmente se conocen unas 180 especies de anfisbénidos, dos de las cuales se encuentran en la Península Ibérica: La culebrilla ciega ibérica (Blanus cinereus) y la culebrilla ciega de María (Blanus mariae), diferenciándose tanto por su distribución como por estudios genómicos.

12Culebrilla ciega ibérica en Andalucía, foto de Antonio.

Descripción

Las culebrillas ciegas son unos reptiles estrictamente adaptados a la vida subterránea y con un aspecto parecido a una lombriz. A primera vista resulta difícil diferenciar la cabeza de la cola, hecho que les resulta muy útil a la hora de huir de los depredadores (igual que el lución, pueden desprenderse de la cola, aunque ésta no se regenera completamente).

SONY DSCCulebrilla ciega ibérica al lado de Murcia. Nótese la similitud entre la cabeza y la cola. Foto de Jorozko.

Los adultos llegan a medir más de 15 centímetros de largo, llegando algunos ejemplares a los 30 centímetros. La cabeza es corta y redondeada, con una amplia placa frontal para ayudar durante la excavación. Los ojos son vestigiales (solo detectan cambios en la intensidad de la luz) y están cubiertos de escamas, mientras que el oído y el olfato están altamente desarrollados.

14Foto de la cabeza de una culebrilla ciega ibérica, en la que se puede observa los ojos cubiertos de escamas, por J. Gállego.

Las escamas son rectangulares y están distribuidas formando anillos alrededor del cuerpo. La coloración va desde el rosa pálido, el púrpura oscuro y el marrón, y no existe diferencia entre machos y hembras. Como todos los anfisbénidos, les culebrillas ciegas pueden desplazarse hacia delante y hacia detrás.

15Culebrilla ciega adulta cerca de Cáceres, en la que podemos apreciar las escamas rectangulares y distribuidas uniformemente. Foto de Mario Modesto.

Hábitat y distribución

Las dos especies de culebrillas se encuentran exclusivamente en la Península Ibérica excepto en el norte y noreste, desde el nivel del mar hasta los 1800 metros (en Sierra Nevada). La culebrilla ibérica (Blanus cinereus) es la más común mientras que la culebrilla ciega de María (Blanus mariae) ocupa el suroeste peninsular.

16Mapa de distribució que incluye tanto a Blanus cinereus como a Blanus mariae, por Carlosblh.

Las culebrillas ciegas se encuentran en una gran variedad de hábitats, desde los bosques de encinas, pinos y robles, hasta cultivos, jardines y áreas arenosas. Es una especie de hábitos subterráneos que se suele refugiar debajo de piedras y troncos. Igual que el lución, prefiere los ambientes húmedos y con terrenos blandos para poder excavar.

Biología y ecología

Las culebrillas ciegas están activas todo el año aunque intensifican su actividad durante la primavera, el verano y también después de las lluvias. Durante el día suelen refugiarse en galerías excavadas bajo tierra o debajo de troncos y piedras. En invierno mantienen su temperatura corporal moviéndose por las galerías a diferentes profundidades o colocándose debajo de piedras expuestas al sol.

P1050134Foto de una culebrilla ciega ibérica cerca de Cádiz, foto de Jorge López.

Su dieta se compone de insectos, arácnidos y otros artrópodos que se encuentran entre las hojas o bajo tierra. Las culebrillas son depredadas por un gran número de vertebrados terrestres, y sus métodos de defensa incluyen: escisión de la cola, huir por las galerías o enrollarse sobre sí mismas.

Video de una culebrilla ciega ibérica de Albacete, por Encarna Buendia.

La época de apareamiento va de febrero a junio. La cópula se suele producir entre abril y mayo. La hembra pone un único huevo relativamente grande, que abandona enterrándolo bajo tierra. El período de incubación dura entre 69 y 82 días y los recién nacidos miden entre 78 y 86 milímetros.

16Foto de un par de culebrillas ciegas ibéricas en un jardín al lado de Sevilla, por Richard Avery.

OTROS LAGARTOS ÁPODOS

Como ya hemos dicho, aparte de las especies aquí descritas existen muchos otros grupos de lagartos ápodos alrededor del mundo. Algunos de los grupos más destacados son:

La familia Scincidae: Familia de lagartos regordetes con patas cortas, muchos miembros de la cual no presentan extremidades funcionales. En la Península Ibérica encontramos dos especies: el eslizón ibérico (Chalcides bedriagai) y el eslizón tridáctilo ibérico (Chalcides striatus).

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Eslizón tridáctilo ibérico, foto de Benny Trapp.

La familia Pygopodidae: lagartos con extremidades ausentes o reducidas emparentados con los geckos.

17Foto de un lagarto ápodo de Burton (Lialis burtoni) del sur de Australia, por Matt.

La familia Dibamidae: Lagartos ápodos tropicales y de costumbres excavadoras.

18Foto de un dibámido llamado Anelytropsis papillosus, tomada de Tod W. Reeder et al.

La familia Anniellidae: Lagartos ápodos americanos.

19Un lagarto ápodo del género Anniella, de California, por Marlin Harms.

Aunque la mayoría de lagartos ápodos sean inofensivos, eso no significa que podamos tocarlos y manejarlos de cualquier manera cuando nos encontramos uno en el campo. Los lagartos ápodos, como la mayoría de animales salvajes, se estresan fácilmente con el contacto humano y no deberían manejarse excepto para fines científicos. La mejor manera de disfrutar de la naturaleza es observándola sin perturbarla.

REFERENCIAS

Se han consultado las siguientes fuentes durante la elaboración de esta entrada:

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Ofidios ibéricos: culebras majas, víboras venenosas

En mi primera entrada hablé sobre las distintas clases de serpientes que existen basados en la forma de su dentición. En esta entrada hablaré sobre los distintos ofidios que habitan en la Península Ibérica, qué especies son venenosas y cuáles no, y de cómo identificar a las distintas especies que nos podemos encontrar cuando salimos al campo. Como veremos en esta entrada, las serpientes han sido injustamente demonizadas, ya que las especies de nuestro país no representan peligro alguno para nosotros.

INTRODUCCIÓN

En la Península Ibérica se encuentran 13 especies diferentes de serpientes, entre las cuales hay representados tres de los cuatro tipos de dentición de los que hablé en la entrada anterior. Sin embargo no encontramos ofidios proteroglifos, ya que entre los miembros de la família Elapidae no hay ninguna especie europea. El resto de especies ibéricas son en su mayoría o bien culebras (familia Colubridae, aglifas u opistoglifas) o víboras (familia Viperidae, solenoglifas).

Natrix maura bo
Culebra viperina (Natrix maura), serpiente aglifa
Malpolon bo
Culebra bastarda (Malpolon monspessulanus), serpiente opistoglifa
Vipera latastei bo
Víbora hocicuda (Vipera latastei), serpiente solenoglifa

CULEBRAS vs. VÍBORAS

Cuando nos encontramos con una serpiente en la naturaleza es importante poder distinguir si el animal con el que nos hemos cruzado es una culebra o una víbora. Los mordiscos de culebras ibéricas no suelen ser especialmente peligrosos ya que al presentar denticiones poco especializadas (aglifa) o colmillos venenosos posteriores (opistoglifos) no suelen inyectar veneno, o si lo hacen no suelen inyectar demasiado. En cambio las víboras ibéricas al ser solenoglifas, inyectan grandes cantidades de veneno, siendo éstas las principales responsables de incidentes relacionados con mordiscos de serpientes en España. Aun así, los mordiscos son muy poco frecuentes y en su mayoría se dan tras una demasiado prolongada manipulación del animal.

Para poder identificar a una serpiente cómo culebra o víbora hay un conjunto de características anatómicas que las diferencia. Estos caracteres sólo son aplicables a los ofidios ibéricos; las especies de fuera de la península pueden presentar diferentes combinaciones de caracteres.

El carácter más citado es la pupila. En general las víboras presentan una pupila elíptica, delgada y vertical, mientras que las culebras presentan una pupila redonda. Aún así esto es variable, ya que en condiciones de poca luz la pupila de una víbora puede parecer redonda, ya que los ojos de estos animales se adaptan a la oscuridad.

PUPILA
Colúbrido con la pupila redonda (culebra de collar, Natrix natrix) y vipérido con la pupila elíptica (víbora hocicuda, Vipera latastei). Fotos de Honorio Iglesias.

La segunda característica hace referencia a la forma del cuerpo. Mientras que las culebras son esbeltas, sin un cuello diferenciado y con la cola larga y delgada, las víboras son más gruesas, tienen la cabeza triangular, un cuello bien diferenciado y la cola es corta y cónica.

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Culebra de Esculapio (Zamenis longissimus) y víbora cantábrica (Vipera seoanei, foto de Daniel Gómez)

Aunque no siempre es posible fijarse, las escamas pueden servir para saber si una serpiente es una culebra o una víbora. Las víboras siempre tienen escamas carenadas, las cuales presentan una pequeña protuberancia longitudinal en forma de quilla. En cambio las culebras, aunque pueden tener escamas carenadas en su mayoría tienen escamas lisas.

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Escamas lisas de culebra de herradura (Hemorrhois hippocrepis, foto de Saúl Yubero) y escamas carenadas de víbora áspid (Vipera aspis, foto de Grégoire Meier)

Finalmente mientras que las culebras son serpientes muy activas y que normalmente huyen antes de que podamos acercarnos, las víboras se fían de su camuflaje para evitar a los depredadores, haciendo que se queden quietas sin que las veamos y pueden morder si se sienten acorraladas.

OFIDIOS IBÉRICOS

Familia Colubridae:

Género Coronella: Llamadas culebras lisas, en la Península Ibérica encontramos la culebra lisa europea (Coronella austriaca) que presenta un antifaz oscuro desde los orificios nasales hasta el cuello y marcas oscuras irregulares en la espalda, y la culebra lisa meridional (Coronella girondica) la cual presenta dos marcas en los parietales y marcas oscuras transversales a lo largo de todo el dorso.

Coronella aust gir
Culebra lisa europea (Coronella austriaca, izquierda, foto de Christian Fischer) y culebra lisa meridional (Coronella girondica, derecha, foto de Evaristo Corral)

Género Hierophis: La culebra verdiamarilla (Hierophis viridiflavus) es una serpiente de colores vivos con manchas y dibujos negros, amarillos y verde claros. Aunque llegan a los 170 cm de longitud no es venenosa. Normalmente se puede encontrar desde bosques templados a campos de cultivo, e incluso hasta en construcciones abandonadas.

Hierophis viri
Culebra verdiamarilla (Hierophis viridiflavus), juvenil (izquierda, de Polypterus) y adulto (derecha)

Género Natrix: Comúnmente llamadas serpientes de agua por su afinidad por los hábitats acuáticos, encontramos dos especies en la Península Ibérica, la culebra viperina (Natrix maura) llamada así por las marcas que presenta en zigzag y las escamas carenadas parecidas a las de las víboras, y la culebra de collar ibérica (Natrix astreptophora) que presenta las pupilas rojizas, una coloración muy variable y un “collar” negro en los ejemplares juveniles.

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Culebra viperina (Natrix maura, izquierda, foto de Honorio Iglesias) y culebra de collar ibérica (Natrix astreptophora, derecha foto de Fafner).

Género Zamenis: La culebra de Esculapio (Zamenis longissimus) es un colúbrido inofensivo, largo y delgado con una cabeza alargada y estrecha. Normalmente se encuentra en zonas boscosas, con diferentes variaciones microclimáticas que favorecen su termorregulación. Ésta especie es la que se representa enroscada en la Vara de Esculapio y en la Copa de Higia, símbolos de la medicina y la farmacia respectivamente.

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Culebra de Esculapio (Zamenis longissimus) (derecha por Amiralles).

Género Hemorrhois: La culebra de herradura (Hemorrhois hippocrepis) es un colúbrido aglifo que, aunque puede morder si es tocado o agarrado, no se le considera una especie venenosa. Presenta una marca transversal en la cabeza que toca con ambos ojos y una marca en el cuello en forma de herradura que le da nombre. Es una especie típicamente rupícola.

Hemorrhois hippo
Culebra de herradura (Hemorrhois hippocrepis). Fotos de AccipiterRaúl León.

Género Rhinechis: La culebra de escalera (Rhinechis scalaris) recibe su nombre común por las rayas transversales que presentan los individuos juveniles semejantes a una escalera, aunque los ejemplares adultos simplemente presentan líneas negras longitudinales a lo largo de su cuerpo. Aun siendo una serpiente que puede parecer agresiva, no suele morder y es inofensiva para el ser humano.

Rhinechis sca
Culebra de escalera (Rhinechis scalaris). Fotos de Matt Wilson (izquierda) y de Fernando Fañanás (derecha).

Género Macroprotodon: Esta es una de las pocas especies venenosas de la península. La culebra de cogulla occidental (Macroprotodon brevis) es un animal que se encuentra en todo tipo de hábitats mediterráneos. Aun siendo venenosa, su pequeña boca opistoglifa y su actitud tranquila la hacen totalmente inofensiva. Presenta una mancha oscura en el cogote y la cabeza es corta y aplanada.

Macroprotodon brev
Culebra de cogulla occidental (Macroprotodon brevis). Fotos de Saúl Yubero y Amiralles respectivamente.

Género Malpolon: Con ejemplares que llegan a los dos metros y medio de longitud, la culebra bastarda o de Montpellier (Malpolon monspessulanus) es el ofidio más grande de la península. Su dentición opistoglifa hace que no inyecte veneno al morder (cosa que no passa casi nunca), aunque los ejemplares más grandes al tener mayor amplitud de boca, pueden clavar los colmillos (aunque los escasos mordiscos suelen ser mordiscos secos de advertencia). Es fácilmente reconocible por las cejas prominentes que presenta y que le dan un aspecto feroz.

Malpolon mons
Culebra bastarda (Malpolon monspessulanus). Fotos de Herpetofauna y RuizAraFoto respectivamente.

Familia Viperidae:

Sólo un género en la Península Ibérica con tres especies. Las víboras tienen la cabeza ancha y triangular, el hocico ligeramente elevado y normalemente presentan un dibujo en zigzag en el dorso que les ayuda a camuflarse. Las tres especies son venenosas, aunque gracias a la medicina moderna, los ocasionales mordiscos no suelen ser peligrosos para el ser humano. La víbora aspis o áspid (Vipera aspis) es la serpiente más venenosa de la península, presenta escamas grises y doradas o amarillentas, con manchas negras o verdosas. La víbora hocicuda (Vipera latastei) es la víbora más común de la península i su coloración varía del pardo al gris. Finalmente, la víbora cantábrica (Vipera seoanei) es una víbora de tamaño medio y con una coloración altamente polimórfica.

Vipera asp lat seo
Víbora áspid (Vipera aspis, arriba izquierda, foto de Felix Reimann), víbora hocicuda (Vipera latastei, arriba derecha, foto de Honorio Iglesias) y víbora cantábrica (Vipera seoanei, debajo, foto de Andre Schmid).

Como hemos visto, las culebras y las víboras no son tan malas como las pintan. La mayoría de especies huyen del ser humano, y los accidentes y mordiscos ocurren cuando las forzamos a interactuar con nosotros más de la cuenta. Además, los ofidios ayudan a granjeros y agricultores cazando y alimentándose de especies consideradas plagas. Si dejamos a las culebras y las víboras en paz, podremos disfrutar de la belleza de estos animales en harmonía con ellos.

REFERENCIAS

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Iguana marina de las Galápagos

¿Sabías que no todas las iguanas son terrestres? La iguana de las Galápagos, a pesar de no ser exclusivamente marina, depende en gran medida del mar. Es por este motivo que se la considera una iguana marina. Aquí explico algunos detalles de este animal!

La iguana marina de las Galápagos (Amblyrhynchus cristatus) es la única especie de iguana marina, de entre las aproximadamente 40 especies de iguana que hay en el planeta. Vive exclusivamente en las Islas Galápagos (especie endémica), un archipiélago de origen volcánico situado en el océano Pacífico a unos 1000 km de la costa ecuatoriana.

Galapagos-satellite-esislandnames

Lo que llama la atención es que, a pesar de ser consideradas marinas, sólo están dentro del agua un 5% de su tiempo. Las iguanas hembras y crías (individuos de menos de 1,2 kg) se alimentan de algas de la zona intermareal y sólo los machos, que pesan unos 1,8 kg o más, pueden bucear (durante 15 – 30 minutos). El motivo de que sean sólo los machos los que pueden bucear es que el tiempo de buceo depende de la masa corporal, de manera que cuanto mayor sea la masa, más tiempo de buceo ya que la tasa metabólica es más alta y la concentración de oxígeno es superior.

Su temperatura corporal óptima es de 36ºC, de manera que cuando llega a dicha temperatura se vuelven más activas, lo que permite a las más grandes bucear y, cuando cae la temperatura a los 26ºC, salen del agua. Recordemos que los reptiles son organismos poiquiloteermos, es decir, su temperatura corporal varía considerablemente según los cambios de temperatura ambiental.

Las hembras maduran sexualmente cuando tienen 3 – 5 años, mientras que los machos lo hacen más tarde, a los 6 – 8 años. Realizan puestas de pocos huevos en la playa, los cuales son vigilados pocos días, y los incuban durante 95 días.

Las iguanas marinas se ven afectadas por el fenómeno de El Niño, causando mortalidades de hasta el 85% debido a que decrece la calidad del agua. Otros problemas son la introducción de depredadores. Por todo ésto, su estado de conservación es de vulnerable, según la IUCN.

En este vídeo, sacado de http://www.oceanshutter.com/, se pueden ver unas imágenes espectaculares de estos animales:

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La tortuga boba (Caretta caretta)

La prensa catalana se ha hecho eco hoy de la localización de una puesta de tortuga boba en una playa de Tarragona (Cataluña). Es por este motivo que esta entrada está dedicada a dar algunos detalles sobre las tortugas marinas y de esta especie concreta.

Hay más de 200 especies de tortugas en el mundo, pero de éstas sólo 7 son marinas y forman un grupo monofiletico, es decir, forman un grupo que incluyen a todos los descendientes de un ancestro común. Estas 7 especies de tortugas marinas son: tortuga laúd (Dermochelys coriacea), la tortuga verde (Chelonia mydas), la tortuga carey (Eretmochelys imbricata), la tortuga boba(Caretta caretta), la tortuga kempi (Lepidochelis kempii), la tortuga olivácea (Lepidochelis olivacea) y la tortuga plana de Austrália (Natator depressus).La tortuga boba(Caretta caretta) es una especie presente en todos los mares y océanos del planeta, encontrándose tanto en mar abierto como en aguas poco profundas. Se puede diferenciar del resto por la presencia de una concha en forma de corazón con 5 escudos costales, de coloración entre marrón y roja, con la parte ventral (plastrón) de color amarillo, y con dos uñas por aleta.
carettaConviene no confundirla con la tortuga verde, la cual presenta sólo 4 escudos costales, aunque esta segunda habita en mares tropicales. Como el resto de tortugas marinas, no pueden introducir ni la cabeza ni las aletas en la concha. La figura siguiente permite la diferenciación de estas dos especies.
tortugues

Está en peligro debido a la interacción con la pesca de palangre y de arrastre, aunque con el tiempo se han aplicado medidas para paliar los efectos.

Las tortugas hembras son las únicas que salen a la playa y lo hacen para poner los huevos. Se trata de una especie notablemente filopátrica, es decir, las hembras tienden a reproducirse en aquellas playas donde han nacido, aunque no pasa en todos los casos. Cuando una hembra tiene que poner los huevos, sale de noche y excava un nido con las patas traseras de 50 cm de profundidad y pone entorno a 100 huevos. Pasados los 60 días, salen los nuevos individuos y miden entre 5 y 6 cm. Generalmente, eclosionan el 80% de los huevos, aunque es variable. Al no nacer todas las tortugas de golpe, hasta que no han eclosionado la mayoría, se esperan para salir a la superficie y lo hacen dirigiéndose hacia donde disminuye la temperatura (es decir, hacia arriba). Al salir a la superficie se dirigen haca el mar utilizando la luz de la luna. Es por este motivo que, como utilizan la luz, muchas veces se encuentran tortugas dirigiéndose hacia los paseos marítimos ya que la luz es más fuerte que el reflejo de la luna en el agua.

Esta entrada se ha elaborado consultando las siguientes fuentes:

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